El fenómeno no es nuevo, pero no por ello deja de ser penoso. Las distancias entre la jubilación mínima y el costo de la Canasta Básica solo se ensanchan entre 2016 y 2024 y con ello el haber mínimo tiene cada vez menos poder de compra real.
Al respecto, un informe elaborado por la Fundación Éforo explica que en abril de 2016, la jubilación mínima representaba 1,8 veces la canasta básica de un adulto mayor, lo que indicaba que los ingresos de los jubilados eran más que suficientes para cubrir las necesidades básicas, alejando a esta población de la línea general de pobreza. Pasaron cosas y en febrero de 2024 llegó a un mínimo de 0,6, lo que coincidió con la jubilación más baja liquidada desde el Ejecutivo en los últimos quince años, sostiene el análisis.
Ese mes, la jubilación mínima no alcanzó a cubrir la canasta básica, es decir, los adultos mayores que perciben la mínima se encontraron por debajo de la línea de pobreza.
Así las cosas, es posible observar en datos reales la consolidación de la pérdida que vienen sufriendo las jubilaciones durante los últimos tres lustros, tendencia que se aceleró notablemente este año. El superávit que defiende el Gobierno explica en buena medida la crisis jubilatoria de este año. Una vez más los dejaron al final de la fila.