Un numeroso grupo de personas, entre familiares, amigos y allegados de Ezequiel Maximiliano Distéfano (30) se congregaron ayer frente a la Iglesia Sagrada Familia de Posadas en pedido de Justicia y pronto esclarecimiento de su muerte. Fue tras cumplirse un año de su desaparición y posterior hallazgo del cuerpo sin vida en una habitación de un motel ubicado sobre avenida Alem, entre Las Heras y Aguado.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el padre de la víctima, Fabián Distéfano (52), recordó que “hoy (por ayer) hace un año que vimos por última vez a mi hijo con vida y hasta la fecha no podemos saber cuándo falleció exactamente, porque tampoco lo pudieron establecer. Estamos esperando que el Juzgado (en este caso el Instrucción 6 de Posadas) se movilice. Durmieron el expediente mucho tiempo, pusieron obstáculos y los pedidos para poder ver como querellantes los resultados de autopsia, toxicológicos, las cámaras de seguridad, entre otras pericias llevaron su tiempo, pero hoy tenemos una persona física que va a ser investigada. Solo esperamos y pedimos que se proceda con lo que se tiene que hacer”.
Ezequiel “Maxi” Distéfano fue hallado muerto el jueves 7 de diciembre del año pasado a las 13.30, en la habitación 8 de un motel. El joven, quien era taxista, llegó solo al lugar a bordo de un Fiat Siena que utilizaba para trabajar y que quedó en el garage del establecimiento. La autopsia que difundió la policía no detectó golpes o lesiones traumáticas determinantes para el deceso, siendo una de las hipótesis que habría sufrido convulsiones, posiblemente tras consumir droga, ya que hallaron en la habitación un envoltorio vacío de dicha sustancia. Los forenses dijeron que no detectaron golpes o lesiones que hicieran suponer la participación de otra persona.
El acta de defunción certificó “muerte súbita”. El padre de “Maxi” aseguró que “nunca me llamaron para reconocer el cuerpo de mi hijo, como es de práctica en estos casos. Lo llevaron directo a la funeraria y estaba maquillado, pero al rato le vimos las lesiones en la cabeza”, afirmó.
Tal como ya se publicó, el padre de “Maxi” tardó casi un año en poder revisar las evidencias gracias a constituirse en querellante y que su abogado pueda revisar el expediente. Analizó más de 18 horas de filmaciones y descubrió las contradicciones entre lo que decía un empleado del lugar y lo que se veía en las cámaras, presentó esto ante las autoridades y ahora citaron a declarar como testigo sospechoso al individuo. Será el miércoles venidero. “La policía tuvo todo el material desde el primer día. Lo podrían haber resuelto dentro de las primeras 72 horas, como máximo”, dijo indignado Fabián.
“Otra extraña circunstancia es porqué mi hijo estuvo 18 horas dentro de una habitación y los responsables del lugar nunca se enteraron que algo extraño pasaba. Es llamativo”, expresó, al tiempo que dijo que presume “que hubo encubrimiento”.
Fabián agregó que “buscamos una segunda opinión con un médico legista de Chaco, que observó las pocas fotografías y exámenes incompletos que había de mi hijo sin vida y opinó que murió por golpes en la cabeza, en la zona occipital, marcas en la mano del tipo defensivas y en tórax. Y otra cosa, los golpes en la cabeza no son compatibles con una caída”.
En ese sentido se supo que la Justicia también citó al forense que hizo la autopsia.