Tal como lo informara PRIMERA EDICIÓN, dos nuevas localidades misioneras se encuentran desde la semana pasada en el mapa de brote de rabia paresiante del Senasa, con lo cual ya son seis las afectadas por la enfermedad. Para prevenir su propagación el organismo dispuso la vacunación obligatoria de emergencia para todas las especies susceptibles dentro de un radio de diez kilómetros de donde se detectó la circulación viral.
El brote encendió las alarmas entre productores y autoridades sanitarias debido a su carácter epidémico y cíclico. Gabriel Russo, jefe del Programa de Rabia del Senasa, explicó a FM 89.3 Santa María de las Misiones que la enfermedad es causada por el virus rábico y transmitida por el vampiro común (Desmodus rotundus), un murciélago hematófago que se alimenta de sangre y afecta principalmente a bovinos y equinos.
Aunque con menor frecuencia, también puede contagiar a otras especies domésticas, silvestres e incluso al ser humano, siendo una zoonosis de gravedad.
Misiones, al igual que Corrientes, Chaco, Formosa, Santiago del Estero y parte de Salta, Jujuy y Catamarca, está dentro del área endémica. “La rabia puede aparecer en cualquier momento porque es recurrente”, afirmó Russo. En la tierra colorada, los casos más recientes se registraron en Cerro Corá, en el departamento de Candelaria, y en Puerto León, en General San Martín. También hay antecedentes en Corpus, San Alberto, Eldorado y San Vicente, por lo que el Senasa mantiene un monitoreo permanente en estas áreas para contener el virus.
Cuando se detecta un brote, los animales infectados terminan muriendo, lo que obliga a implementar rápidamente medidas sanitarias. Russo explicó que, una vez diagnosticado el caso índice, se realiza una vacunación de emergencia no solo en el establecimiento afectado, sino también en un radio de 10 kilómetros. “La vacunación es clave, y se lleva a cabo en dos etapas. Después de la segunda aplicación, se esperan 30 días antes de que los animales puedan ser faenados”, aclaró.
El profesional destacó además que las vacunas deben ser aprobadas por el Senasa, ya que las nacionales pasan controles de potencia, esterilidad e inocuidad y advirtió sobre el riesgo de adquirir vacunas de Brasil o Paraguay debido al desconocimiento de su efectividad y a que su ingreso constituye un acto de contrabando. Por esa razón, una vez que se diagnostica el caso índice, se determina el alerta por brote de rabia paresiante en la población del vampiro (Desmodus rotundus), ya que la enfermedad se manifestó en los bovinos que son su fuente de alimentación.
Aunque el riesgo para la salud humana es bajo, Russo dijo que existe peligro de contagio en personas que manipulan animales infectados. Una vez cocida, la carne es segura, ya que el virus se inactiva a 80 grados. Sin embargo, el mayor riesgo recae en quienes manipulan o carnean animales sin diagnóstico previo.
En cuanto al control de la población de vampiros, explicó que no existe un método para eliminarlos por completo, pero se interviene para reducir su número a niveles que no representen un riesgo epidémico. “La rabia funciona como un control biológico natural porque los vampiros enferman, contagian y mueren, lo que reduce su población”, explicó.
En cuanto al rol de los veterinarios, el profesional manifestó que es clave en la vigilancia epidemiológica ya que son ellos quienes monitorean animales con síntomas nerviosos, envían muestras al laboratorio y garantizan diagnósticos rápidos. Russo recomendó que cualquier animal con sintomatología sospechosa sea atendido por un profesional, y solicitó que los productores informen si encuentran refugios de vampiros en cuevas, pozos, casas abandonadas o árboles huecos. “Es importante no tomar medidas por cuenta propia; nosotros intervenimos de manera correcta”, señaló.
Por último, destacó la necesidad de mantener la vacunación al día y de trabajar en conjunto para reducir los riesgos. “La vigilancia epidemiológica es nuestra mejor herramienta para prevenir brotes y proteger tanto a los animales como a las personas”, concluyó.
No hay método que sea infalible
El curso de la enfermedad dura entre 3 y 10 días y, sin excepción, termina con la muerte. “No hay síntomas específicos que confirmen la rabia, por lo que es fundamental el diagnóstico de laboratorio”, enfatizó Russo.
“De acuerdo a lo que resulte de todo esto, se resuelven las medidas a tomar que son necesarias para evitar el contagio a humanos”, sostuvo el experto y, además, advirtió que no existe un método infalible para hacer el control en la población de vampiros, de tal modo de hacer un corte por debajo de los límites no peligrosos”.