El crimen de Mauricio Miñarro sacudió a Misiones este lunes y rápidamente se metió en la agenda de los medios de todo el país. Fue aproximadamente a las 7:30 de la mañana cuando el cuerpo del suboficial de la Policía de Misiones fue encontrado ya sin vida en la base de Infantería en el kilómetro 11 de Eldorado por otro efectivo que llegó para realizar el recambio de guardia.
Apenas se conoció la noticia, también surgió la primera hipótesis: a Miñarro lo asesinó un grupo comando de un tiro de la cabeza, que llegó con el objetivo de robarse una avioneta del aeroclub ubicado a unos 20 metros. Ante la imposibilidad de llevarse la misma, los presuntos maleantes habían sustraído armas de fuego del destacamento y se dieron a la fuga.
Esta versión rápidamente tomó fuerza porque fueron difundida desde la Policía de Eldorado. Por eso todas las miradas públicas fueron hacia ese lugar y se empezó a mencionar la participación de una banda narco, con vínculos en Paraguay, que habría ingresado ilegalmente al país por uno de los tantos puntos fronterizos no habilitados.

Nuevas hipótesis
Sin embargo, con la intervención del Ministerio de Gobierno y de la Dirección General Policía Científica, la versión inicial empezó a mostrar una serie de inconsistencias y perdió mucha fuerza, según confirmaron fuentes cercanas a la investigación confirmaron a Primera Edición.
El primer giro en la causa llegó en torno a la muerte de Miñarro. Las primeras pesquisas arrojaron que fue asesinado de dos disparos en el cuerpo, y no fue ejecutado de un tiro en la cabeza como informaron desde la policía eldoradense.
También hay otros puntos que llamaron la atención de los investigadores y que debilitaron la versión del ataque de un grupo comando. Uno de ellos es que ninguna de las pocas familias que habitan en las casas próximas escuchó algún ruido durante la madrugada. No se oyeron disparos, ni la llega de vehículos, ni gritos; ni siquiera a los perros ladrar. Esto último no es un dato menor, ya que los canes que hay en la zona suelen advertir de la presencia de otras personas, según comentaron los propios vecinos a quienes llevan adelante las tareas de reconstrucción de los hechos.
Una de las certezas que si se tiene en la causa es que, al momento de su muerte, Miñarro estaba solo en la base y vestido de civil, algo que contraviene los protocolos habituales de servicio.
Tal como lo relató este Diario, en las horas previas a su muerte, el suboficial Miñarro se encontraba junto al jefe de división Infantería UR III. Por un momento dejaron la base para ir a un operativo de control. Luego volvieron, cenaron y el subcomisario se fue.
Quien debía de ser el compañero de guardia de la víctima durante la madrugada, también se había ausentado para realizar un servicio adicional, algo que estaría prohibido según el reglamento interno de la Policía.
Otra de las anomalías descubiertas es la ausencia de un inventario actualizado de las armas, lo que impide confirmar si efectivamente hubo un robo de armamento. Aunque inicialmente se reportó la desaparición de dos fusiles FAL y dos escopetas calibre 12/70, ahora también esta información está en duda.
Además, las fuentes consultadas confirmaron que se encontró en una de las avionetas del aeroclub dinero en efectivo. La aeronave estaba cerrada con llave y los investigadores aún son muy cautos si esto tiene relación con el caso.
Mientras tanto, el cuerpo de Miñarro fue trasladado a una morgue para realizarle una autopsia. Desde la fuerza lamentaron su muerte en un comunicado y reiteraron su compromiso “con el esclarecimiento de este lamentable episodio, empleando todos los recursos necesarios para llevar tranquilidad a la comunidad”.