La Hidrovía Paraná-Paraguay se ha convertido en un eje fundamental dentro de la política de seguridad global. Este corredor fluvial no solo es relevante por la competencia entre grandes empresas dragadoras que participan en la licitación del gobierno de Javier Milei, sino también por ser una ruta rápida utilizada para el tráfico de drogas hacia mercados internacionales.
Desde hace más de una década, informes detallan cómo organizaciones criminales transnacionales aprovechan esta vía para transportar cocaína y otras sustancias hacia Europa, Asia y Oceanía. En este sentido, la falta de controles efectivos en los últimos años pone en tela de juicio la seguridad en toda la región.
Recientemente, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció su intención de clasificar a los cárteles del narcotráfico como terroristas. Esta medida permitiría a las autoridades estadounidenses combatir con mayor fuerza y recursos a todos aquellos grupos que operen en su territorio.
En Argentina, Javier Milei se posiciona como el aliado más significativo de Trump en Sudamérica y analizan que buscará seguir su ejemplo, consolidando una alianza con EEUU. A su vez, la administración nacional está llevando a cabo una licitación internacional para el dragado y balizamiento de la Hidrovía Paraná-Paraguay, una autopista fluvial vital para la economía de los países del Mercosur.
Sin embargo, esta iniciativa también plantea preocupaciones sobre la seguridad global. La Autoridad General de Puertos (AGP), en sus últimas funciones antes de su disolución, firmó un acuerdo que permite la llegada del Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense a una de las cuencas fluviales más importantes del mundo.
Un reciente informe del Washington Post destacó las vulnerabilidades en la Hidrovía, que conecta cinco países sudamericanos: Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay.
Diseñada para facilitar el comercio y conectar 150 puertos, la Hidrovía mueve millones de toneladas de carga al año. Cabe mencionar que provincias como Misiones dependen enormemente de esta vía para exportar productos y acceder a mercados globales, lo que subraya su importancia económica y social.
No obstante, ha pasado de ser un eje comercial a convertirse en una ruta peligrosa para el contrabando de drogas. Desde su inauguración en 1992, los traficantes han tomado control de esta vía clave para el contrabando hacia Europa. La ONU ha reportado un aumento significativo en las incautaciones de cocaína relacionadas con esta hidrovía entre 2010 y 2021.
A pesar de los esfuerzos por implementar controles más estrictos —como el escaneo obligatorio de contenedores en puertos argentinos— los narcotraficantes han demostrado ser adaptables y continúan operando con ingenio. El circuito del tráfico ilegal suele comenzar en puertos paraguayos y luego trasladarse a barcos más grandes en Argentina antes de salir al océano Atlántico.
La crisis global relacionada con el tráfico de drogas fue señalada por las Naciones Unidas en 2021, advirtiendo sobre los corredores que los narcotraficantes estaban estableciendo a lo largo de ríos y canales en Bolivia. Este fenómeno también afecta a la Hidrovía Paraná-Paraguay, facilitando el acceso a mercados internacionales.
Hoy en día, la Hidrovía no solo representa una oportunidad económica crucial para países del Mercosur, sino que también plantea desafíos significativos para la seguridad global.
Fuente: Noticias Argentinas