Mientras sigue siendo tabú abordar la salud mental, especialmente si se trata de personas públicas, en el mundo del deporte trascendió en estos días un caso ligado a un joven futbolista.
Gimnasia y Esgrima La Plata abordó institucionalmente la situación de Matías Abaldo, el delantero uruguayo de 20 años que se encuentra licenciado debido a problemas ligados a la salud mental.
En todo el proceso de formación, hay presiones en los competidores, especialmente cuando ingresan a un nivel superior de intereses y donde hay factores económicos que inciden en la etapa profesional.
Detrás de ese jugador, atleta, piloto de carreras, por citar algunos roles, hay especialmente adolescentes y jóvenes que en gran medida deben abandonar familias, parejas, amigos para priorizar su carrera. Y no todos pueden lograr conjugar los cambios con equilibrio. Somos seres humanos.
Respecto a Abaldo, su representante, Edgardo Lasalvia contó en una entrevista: “Hablo todo el tiempo con Matías, estamos preocupados, no queremos que le pase lo del Morro García, que por alguna situación que no pueda manejar se ponga una soga al cuello”.
En el deporte profesional sobran casos de suicidios, donde las familias, parejas y amigos no tenían -en muchos casos- los mínimos indicios de un problema de salud mental. Y las exigencias y presiones se mantuvieron hasta la tragedia.
Aunque la mayoría de las instituciones grandes tienen un gabinete psicológico, hay que entender lo difícil que sigue siendo para un profesional deportivo admitirles un problema de salud, cuando se pone en juego su continuidad, su sustento, su carrera futura. Y tampoco suelen encontrar a quién confiarles su “peregrinar interno” para descargar una pesada “mochila” de problemas.
Las instituciones, los entornos sociales y familiares como el sostén afectivo son cruciales para impedir la toma de decisiones extremas. Entre todos lo podemos lograr.