El mango rosa, aunque apreciado por su sabor y textura, es una de las variedades más costosas de producir, lo que lo convierte en un desafío para las chacras misioneras que aún apuestan por su cosecha, ya que atraviesan un difícil momento por la caída del precio y la falta de ventas.
La variedad se ofrece a $2.500 el kilo, porque compite fuerte con la que ingresa de Brasil y otras regiones productoras del país. A este precio de venta, el esfuerzo y la inversión que demanda su producción apenas permiten cubrir los costos, dejando a los colonos en una situación insostenible.
“Las chacras que aún mantenemos la producción de mango en Misiones vivimos momentos de incertidumbre. La actividad cayó drásticamente y el fruto, que en tiempos pasados fue símbolo de la región, comienza a pudrirse en las mismas chacras donde florecieron”, dijo a PRIMERA EDICIÓN la productora local Silvina Sanabria.
“Un plantín vale $15.000 y el kilo se vende a $2.500 no hay comparación”, se lamentó.
La mujer también reflejó que existe una falta de incentivos y apoyo estatal a los pequeños productores, actualmente sumidos en una crisis profunda.
“La demanda sigue sin repuntar, la gente quiere comprar, pero a la hora de la verdad se lleva otro alimento o fruta que considera más importante. Acá en la zona de Roca o en la de Ruiz de Montoya, pese a los intentos por promover las frutas tropicales, el mango sigue descendiendo en la tabla de productos tropicales que se producen, donde están mejor favorecidos la sandía, el ananá o el melón, lo que nos proporciona una rentabilidad cada vez más precaria”, amplió la mujer.
“Caro y laborioso”
“El mango rosa es un producto muy caro y da mucho trabajo, mínimo lleva 5 años para que la planta rinda”, comentó la productora local visiblemente afectada por la situación.
“No es como otras frutas o plantas que en pocos meses de plantar ya podes cosechar. Este tipo de cultivo exige mucho más: cuidados constantes, tiempo y esfuerzo. Es una inversión a largo plazo, pero el retorno sigue siendo incierto. Para colmo hoy en día, las ventas son mínimas. La gente puede tener el deseo de comprar, pero no lo hace y cuando no se vende, la fruta se pierde. Es un círculo vicioso”, afirmó al respecto.
Según la mujer, esta realidad se repite en numerosas chacras de la provincia que antes tenían mango y donde los productores enfrentan un panorama desolador, donde muchos inclusive abandonaron la actividad.
“Quedamos pocos los que producimos; en este momento hay un ataque de la mosca del mango, que es un bichito que se estaciona en la planta y hace caer la fruta antes de madurar y se pudre. En las plantaciones de Misiones está presente y si no se cuida la planta, el año que viene no tendremos fruta, es una planta delicada y demanda mucho tiempo de trabajo”, sintetizó.
Y luego aseguró que, “este año hay abundancia de fruta, sandía, no faltó naranja ni ananá. El mango pasa a segundo plano cuando estas frutas abundan; para colmo tampoco se ve mucho el mango chiquito (de la zona), pasa como en todos los aspectos del consumo, nos cuidamos y compramos lo que es prioridad”.
En Formosa se pudre
En Formosa ya se han echado a perder más de 7.000.000 de kilogramos de mango, lo que representa un 90% de la producción estimada para el ciclo 2024/2025, indicaron desde FFA local.
El principal foco de producción de mango en la provincia se encuentra en la jurisdicción de Laguna Naineck, donde existen alrededor de 400 hectáreas dedicadas a este cultivo. La capacidad total anual de producción en la región es de 8.000.000 de kilogramos, pero la falta de infraestructura adecuada para la comercialización y la escasa ayuda del Estado están generando pérdidas que afectan a cientos de familias productoras.
Este cultivo, que fue promocionado por el Gobierno provincial como una alternativa de diversificación productiva, está viendo cómo se pudren toneladas de mangos en las chacras, sin poder ser vendidos ni aprovechados. “Algunos mangos terminan siendo utilizados como comida para cerdos y otros animales, pero la mayor parte se queda en el campo sin ningún destino”, señaló un representante de la Federación Agraria Argentina Filial Laguna Naineck.
El mango, que es la segunda producción más importante de la región después de la banana, ha sido una fuente clave de ingresos para muchos pequeños productores. Sin embargo, la falta de políticas públicas de comercialización o industrialización está llevando a todos a la quiebra.
El Estado provincial ni el nacional no han tomado ninguna medida y las inversiones privadas tampoco llegaron.