¿Un guiño del destino? El luchador misionero Ricardo Báez (28) inició un nuevo ciclo olímpico, esta vez con la mirada puesta en Los Ángeles 2028, y el destino quiso que el nuevo proceso comience justamente en los Estados Unidos.
El representante de Misiones Lucha y de la Selección Argentina fue invitado a entrenar ni más ni menos que en la Universidad de Princeton. La experiencia se inició a mediados de noviembre pasado y culminó días atrás, cuando debió emprender el regreso a la Argentina para sumarse al equipo nacional en el CeNARD.
“Iniciar el ciclo olímpico en Estados Unidos fue casi una cábala, tengo la mirada puesta en Los Ángeles 2028, así que fue un inicio de año muy loco, allá se me abrieron muchas puertas”, le dijo Ricky a EL DEPOR, mientras se prepara ahora para una gira por Albania junto al team albiceleste.
Ricky.. ¿cómo fue la experiencia en Estados Unidos?
El balance es más que positivo. Se dio la oportunidad gracias a un amigo argentino que tiene a los hijos entrenando en la Universidad de Princeton, así que surgió la chance, agarré una mochila, me tomé un avión y llegué allá el 13 de noviembre. El equipo estaba buscando atletas de peso pesado… y yo estoy compitiendo en más de 97 kilos, así que todo se dio justo. Incluso tomé la decisión después de la operación de columna que tuve el año pasado. Me sentí recuperado y decidí darle para adelante.
Todo un desafío…
Sí, sí, pero la verdad es que todos se portaron más que bien. Me dieron un alojamiento en una de las casas de la universidad, me dieron ropa, porque me vine apenas con una mochila (se ríe). Conocí a todo tipo de personas allá, y todos estaban muy contentos de poder ayudarme y que yo también pueda ayudarlos.
¿Te costó al principio?
Realmente fue una locura, porque salió todo muy rápido y decidí irme. Llegué allá con una mochilita, buscando un lugar para entrenar, y se me abrieron un montón de puertas. Me dijeron que regrese cuando quiera, e incluso quieren que vuelva ahora para marzo, para entrenar con el equipo.
¿Qué fue lo que más te llamó la atención allá?
Muchas cosas. Para empezar, en Princeton fue donde estudió Albert Einstein. Y después, bueno, es un campus gigante, tiene hasta una ruta propia para moverse de un sector a otro. El centro de entrenamientos es exclusivo para lucha, moderno y realmente gigante. Y cuando entrena el equipo, por ejemplo, traen dos tubos de agua y bebida isotónica, hay un médico en todas las prácticas por si alguien necesita algo. Me llamó mucho la atención el sentido de pertenencia que tienen los luchadores. Si bien el nuestro es un deporte individual, predomina la idea de que todos somos un equipo. Fue una experiencia única.
A nivel social… ¿cómo se vive allá la lucha?
Es muy parecido a lo que se ve en las películas. La lucha allá es muy popular, hay equipos en todas las universidades, incluso en las escuelas primarias y secundarias. Es algo parecido a lo que pasa acá con el fútbol. Y es que la lucha forma parte del sistema educativo, entonces todo el mundo la conoce. Y allá tienen dos estilos, el que le dicen “Folc”, que es principalmente en el que compiten las universidades; y luego la lucha olímpica, que se entrena pensando ya en el nivel internacional. En ese estilo, claro, entrena Princeton, que tiene su equipo de lucha olímpica.
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¿Y en cuanto al nivel?
Sin dudas, hay un muy buen nivel. Yo comencé luchando con un luchador Senior, que compite en un peso más liviano que el mío, entonces terminé siendo un muy buen sparring para él. Y después competí también con luchadores de mi categoría. Era un día con uno más liviano, otro con uno más pesado (se ríe). La verdad es que siempre soñaba con conocer la lucha de Estados Unidos, así que estoy más que contento.
¿Qué significó para vos arrancar este ciclo olímpico allá?
Iniciar el ciclo olímpico en Estados Unidos fue casi una cábala, pensando en Los Ángeles 2028. No me imaginaba empezar el año allá, fue todo muy loco. Creo que arranqué este proceso con otra mentalidad, con un plus, con otra cabeza.
Más allá de los Juegos Olímpicos… ¿cuáles son los objetivos para este año?
Ahora me estoy preparando para la gira por Albania, donde vamos a tener varios campus de entrenamiento, además de competir en el Raking Series Muhamet Malo, en Tirana, que suma puntos y es preclasificatorio para el Mundial de Croacia. Además, del 8 al 11 de mayo en Monterrey, México, se disputará el Panamericano Senior de lucha. Esos son los objetivos de esta primera mitad de año. Mirá, meses atrás solo pensaba en recuperarme bien de la espalda tras la operación. Y hoy me doy cuenta que estoy al 100 por ciento. Eso me motiva y me da fuerzas para seguir al objetivo principal, que es la clasificación a Los Ángeles 2028. Y para todo eso, el comienzo fue más que perfecto.
El sueño es Los Ángeles, no quedan dudas…
Todas las miradas están puestas en los Juegos Olímpicos. Es un proceso largo que se inició ahora y que tiene en ese camino a los Juegos Panamericanos, el Mundial, los Odesur. Hay muchos torneos a corto y largo plazo. Y comenzar todo esto en Estados Unidos, donde se van a hacer los próximos Juegos Olímpicos es un sueño, una cábala. Allá se me abrieron un montón de puertas y estoy agradecido por eso. Creo que voy por buen camino, con la fe intacta para Los Ángeles. Pasé por un montón de derrotas, pero ese es el camino hacia el éxito. Estoy en un buen momento y tengo mucha fe en que lo voy a lograr.
La agenda para los misioneros
Tal como EL DEPOR informó días atrás, en las próximas horas comenzarán una serie de compromisos de jerarquía para los luchadores misioneros.
En ese sentido, Báez y Mauricio Lovera viajarán el 2 de febrero a Albania para una serie de campus de entrenamientos y el Ranking Series de Tirana. Además, Camila Amarilla hará lo propio pero en dirección a Bulgaria.
Además, en cuanto al semillero, Maylén Brítez y Cristian Delgadillo también se encuentran actualmente en el CeNARD, junto al equipo que peleará por un lugar en los Juegos Panamericanos de la Juventud Asunción 2025.
En tanto, los cadetes Danna Costa, Thiago Amarilla, Itatí Saucedo y Facundo Barreto estarán en el CeNARD del 4 al 8 de febrero en el campus del Comité Olímpico rumbo a los JJOO de la Juventud Dakar 2026.