El Día Internacional del Croissant se celebra cada 30 de enero con la intención de difundir y dar a conocer a todos una pieza de pastelería, muy aceptada y buscada en el mundo por su rico tan característico, aroma y textura crujiente, además de que puede consumirse en cualquier momento que se desee.
Se elabora con tres ingredientes: masa de hojaldre, levadura y manteca. Hasta ahí, todo igual que las tan argentinas medialunas. Pero, al final, tanto al paladar como a la vista, ambos son distintos.
¿Qué diferencia a un croissant de una medialuna?
Por su formato y textura, la medialuna es similar al croissant, pero definitivamente es diferente en el paladar. Además, del sabor, si se los coloca uno al lado del otro se pueden notar ciertas diferencias a simple vista.
El croissant es más grande, menos brilloso, suele tener las puntas rectas y se nota su crocancia desde lejos, mientras que la medialuna es brillosa y más pequeña.
Además, su sabor es más neutro, no tan dulce, ya que no se pinta con almíbar, como pasa en la medialuna.
Por otra parte, aunque el croissant sea más grande, pesa menos que la medialuna. De hecho, su mayor distintivo son los alvéolos, es decir, las burbujas grandes de aire que quedan encerradas en la masa. Las medialunas, en cambio, suelen ser mucho más compactas.
¿Por qué el croissant es tan irresistible?
De acuerdo a estudios realizados por los estudiosos del comportamiento humano, se sabe que ciertos alimentos producen algunas reacciones adictivas semejantes a la marihuana, además de disparar en el organismo sustancias químicas tales como la dopamina y la betaendorfina encargadas de producir placer.
El croissant, como otras bollerías que necesitan productos procesados como el azúcar y otros carbohidratos para su elaboración, tiene este efecto placebo en mucha gente. El croissant tiene bastante aceptación y quizás esto se deba a que el resultado final es un bollo que puede ser consumido tanto con productos dulces como el chocolate o salados como los quesos, fiambres, etc.
Otra cosa que se disfruta mucho del croissant, es la sensación crocante y deliciosa que tiene cada una de sus capas y que lo hace verdaderamente apetecible. También puede disfrutarse acompañado de una taza de café o cualquier otra bebida, para hacer más placentera la degustación de este rico manjar.
¿Dónde nació el croissant?
El croissant es un alimento que proviene de Viena, en Austria, pese a que muchos son los que creen que viene de Francia.
Sobre su origen, hay varias historias, pero la que ha cobrado mayor veracidad, es aquella que dice que esta bollería fue un invento de los panaderos vieneses como una manera de celebrar el triunfo ante el ataque del imperio Otomano a esta ciudad en el siglo XVII.
Gracias a la habilidad y rapidez de los panaderos, que trabajaban durante la noche, la población y el ejército pudo defenderse del ataque. El gremio pastelero creó el croissant con forma de media luna que era el emblema utilizado por el imperio Otomano.
Fuente: Día Internacional de, Canal 26 y Clarin