Desde hace varios años, el magíster en Cultura Guaraní Jesuítica y docente de las Escuelas N° 731 y 475, Mario Oscar Rivas, tenía intenciones de contribuir con la cultura de su pueblo. Empezó como profesor de artes, después fue ampliando sus conocimientos a través del teatro y el cine y, con los años, fue incorporando la parte histórica con el cursado de la maestría que culminó el año pasado.
Paralelamente fue desarrollando proyectos sobre el sitio histórico de la Reducción de San José y el sitio histórico de la Escuela 65, de colonia La Sierrita. “Son ambiciosos, grandes, que requieren participación de muchas personas y entidades”, señaló quien ahora se ocupó de Pindapoy, un barrio de San José que tiene unos 1.500 habitantes y dista a unos tres kilómetros del casco urbano.
En 2022, en plena etapa de tesis final para recibirse de Magíster en Cultura Guaraní Jesuítica, desarrolló el proyecto “Tú San José”, de tinte personal, que fue declarado de interés municipal y que requiere la colaboración de determinadas personas en momentos muy puntuales. “La idea es dar a conocer estas vivencias en las escuelas, además de realizar algunas otras acciones. Desde el 2023 veía la posibilidad de desarrollar toda esta temática en los medios, algo que de por sí plantea el proyecto. El año pasado, a través de mi canal de YouTube, al que tenía para ir subiendo registros de las actividades que iba haciendo en el transcurso de la labor docente y profesional, encontré una veta interesante donde puedo extenderme con los temas”, manifestó.
Rivas nació en San José, pero vivió en Pindapoy durante sus dos primeros años de vida. Regresó a San José, donde se quedó hasta los 18 años, cuando se fue a Posadas para cursar ambas carreras. En 1999 fue a vivir con su abuela a Pindapoy, hasta que se mudó definitivamente hace 26 años.
Fue así que realizó algunos videos de carácter histórico, que tenían que ver con los guaraníes, con los cinco granaderos guaraníes que formaron parte del Regimiento del General San Martín, el paso de Manuel Belgrano por esta zona, y decidió encarar este nuevo año elaborando podcast en los que puede hablar en extenso sobre determinados temas. “Arranqué haciendo un podcast sobre la historia de San José de manera resumida pero que valió como para iniciar esta experiencia. A partir de eso, estoy enfocándome en otros aspectos. El segundo podcast que subí la semana pasada fue sobre la historia de Pindapoy, que es un barrio periférico de San José”, donde Rivas reside.
Explicó que Pindapoy se originó en su momento con la intención de ser un pueblo, pero que después, por cuestiones de cercanía, de cuestión geográfica, fue absorbido por la comuna de San José, así que depende administrativamente de ese municipio. “Tiene una historia muy rica y muy particular que comparte en algunos puntos con la de San José”, que además de los barrios Don Bosco y Nuevo, se compone de las colonias: San Juan de la Sierra, Las 70 y La Sierrita.
El primer y valioso testimonio
Puntualmente, para este video, Rivas decidió hacer una entrevista a un gran conocedor del tema, su propio padre, Blas Américo Rivas. Es que este hombre que en pocos días cumplirá 82 años, fue empleado de la empresa Pindapoy S.A. desde muy joven, lo que le permitió narrar detalladamente sus vivencias en la tesis con la que se recibió de docente, convirtiendo al escrito en un libro inédito sobre esa firma citrícola. “Me pareció oportuno entrevistarlo porque está escribiendo otro libro sobre la historia de Pindapoy -a sugerencia de uno de los nietos de Dionisio Miño- y porque en octubre del año pasado presentó un proyecto al Concejo Deliberante con el fin de levantar un monumento a los fundadores de Pindapoy”, añadió.
Pindapoy son tres sílabas que hacen referencia a tres palabras de origen guaraní: Pinda (anzuelo o señuelo), po (mano) e y (agua). Puede traducirse como zona propicia para pescar con la mano.
Mario Rivas contó que su papá ingresó a la fábrica como cadete haciendo, más que nada, tareas de limpieza. Pero al año surgió una vacante en la oficina de la empresa y uno de los capataces lo recomendó a los patrones porque tenía conocimientos de contabilidad y otras cuestiones. Hicieron la prueba y trabajó durante 32 años hasta que la empresa se declaró en quiebra. “Por el hecho de haber trabajado en la oficina, en la parte contable, sabía a ciencia cierta cómo era el funcionamiento de la empresa. Tuvo contacto directo con los patrones, con los capataces, los gastos de los embalajes, de los cajones, absolutamente todo”, añadió, orgulloso.
Después que quebró la empresa, buscando un destino, Don Blas decidió estudiar magisterio. Para recibirse, se puso a volcar en papel todo lo que sabía sobre la empresa Pindapoy. Fue un escrito realizado íntegramente a máquina. En la carátula se lee: Profesorado para la Enseñanza Primaria. Asignatura: seminario en la realidad socio económica regional. Tema: funcionamiento de aserradero, fábrica de cajones. Empresa Pindapoy SAAyC.
Tras recibir el título, tuvo la suerte de conseguir trabajo con 55 años. Durante diez años se desempeñó al frente de un grado de la escuela de la localidad de Loreto, donde se jubiló con 65 años. “Es decir que, después de haber trabajado 32 años en la fábrica, se dedicó otros diez años a la docencia”, acotó.
Todas las instalaciones están en total abandono. La planta empaquetadora de frutas aún está en pie, pero de los galpones quedaron solamente los cimientos. La estación está tapada por los yuyos, muy abandonada. “Es lamentable, pero es la realidad”, describieron.
Es por eso que también quiere poner de manifiesto el proyecto que su padre presentó el año pasado. “Destaco la voluntad de estos abuelos nuestros que con 80 años están presentando un proyecto. Eso es algo que quiero resaltar y hacer ver a la gente que tenemos padres, abuelos, que fueron innovadores en nuestro pueblo, en nuestro barrio, y decidieron trabajar, tienen mucha voluntad, mucho impulso y son nuestro ejemplo. Debemos sentir orgullo por ellos y seguir sus pasos de algún modo”, celebró.
En sus recuerdos, Don Blas mencionó que, la empresa Pindapoy S.A. nació en 1959 y necesitaba cajones para el empaque de cítricos, lo que llevó a fundar el aserradero con el mismo nombre. Empezaron a llegar muchos empleados y la firma, que era dueña de los campos, vio que había posibilidades de sacar beneficios. Resolvió dividir las tierras, que eran muy productivas, en terrenos pequeños y quintas más grandes, y comenzó a ofrecer a los pobladores. A partir de ahí nació este barrio, con gente que vino de distintos municipios de Corrientes (San Miguel, Gobernador Virasoro, San Carlos, Santo Tome, Berón de Astrada), sumada a las seis familias que vivían de manera aislada. Fue así que compraron los lotes, comenzaron a trabajar y fueron haciendo sus casas, sin ayuda del Gobierno. Había mucho trabajo y, por ende, mucho dinero. El barrio se fue formando poquito a poco, comenzó a progresar. Más adelante las empresas empezaron a declinar debido a las malas políticas y el barrio comenzó a decaer. En 1990 el ferrocarril fue vendido y la pequeña estación que habían montado aquí, similar a la montada en Parada Leis, quedó en desuso. Con esta situación, “quedamos desesperanzados, cuando todavía teníamos muchos planes”.
Pero, a su entender, “no podemos quedar abandonados, dormidos en la historia. Eso es lo que siempre critiqué a San José, que es un pueblo dormido en la historia. Hace 132 años que existe y está igual que antes. Se tiene que mover, no puede quedar así porque el tiempo pasa y la gente se va. En Misiones hay muchos pueblos progresistas, que avanzaron un montón y con mucha menos antigüedad”.
Un despertar
Creativo, Rivas sostuvo que estos podcasts tuvieron repercusión, éxito, aunque reconoció que los videos de historia “son complicados respecto a lo popular. Pero aquí en San José, no hay dudas. A raíz de eso mucha gente se contactó conmigo para saludarme y mencionar cosas que jamás se había imaginado. A través de esto se enteraron, por ejemplo, que eran parte de los primeros habitantes de San José. Porque en los podcasts hice mención de los primeros habitantes (Ayala, Sosa, Amarilla, Aguilar, Salinas, Miño) y cuando escucharon que sus apellidos estaban ahí, no lo podían creer. La mayoría no sabe siquiera su orígen. Y los que saben, contribuyeron con más datos, al señalar que ‘mi abuelo me contaba tal cosa’, ‘nosotros vinimos de allá’. Se van sumando y con su participación van enriqueciendo la historia. Entre todos vamos reconstruyéndola. Hay muchas cosas que desconozco, si bien investigo, hay cosas que no sé. Entonces, la propia gente de la zona, al observar estos videos, se siente motivada y contribuye voluntariamente”.
Aseguró que esta intervención “me produjo como un despertar. Literalmente, fue un despertar, tipo una iluminación, algo así fue. Por un lado, me pareció impresionante que no supiéramos tantas cosas de nuestra región y no me refiero solo a la historia de San José, sino la historia de toda la zona. Es impresionante la cantidad de cosas históricas que desconocemos y dan explicación a todo lo que somos, a lo que hacemos, a nuestra forma de hacer, de pensar, nuestras creencias religiosas. Todo está ahí. Todo lo que somos está en esta riquísima historia que tenemos. Así que al enterarme de todo eso fue un despertar gigante que me obliga de alguna forma, a tratar de hacer lo mismo con los demás, de buscar que abran los ojos y se den cuenta de dónde estamos, el potencial que tenemos y que valoremos esta hermosísima y riquísima historia. Y con ese amor a lo que es esa historia, empecemos a tener más amor a lo que lo que tenemos. Sin dudas, podemos hacer crecer más un lugar sintiendo mucho más amor por él”.
Rivas admitió que cuando entrevistó a su padre, lo vio “bastante caído, pero con ganas de hacer algo más. Le desespera un poco el hecho de no ver el movimiento que le hubiese gustado. Observa que algunas cosas decaen, que hay poca preocupación y entonces se entristece bastante. Y es algo que vi en otros ancianos de Pindapoy, compañeros suyos, que se fueron yendo. Justamente, el día anterior a la publicación del video falleció Quevedo, que también trabajó muchos años en la fábrica, y fue un gran propulsor de lo que fue este barrio. Se va muriendo esa gente, y eso también genera tristeza. Hay esperanza, pero la tristeza está porque van pasando los años”.
“Algunos podcasts los haré solo, como el primero, que fue un resumen de la historia de la región, pero la idea es ir presentando a otras personalidades. Tiene otro carácter. Le da participación histórica a los protagonistas que hicieron la historia. Son testimonios que van a quedar para siempre. Una manera de preservar esos testimonios, es protegerlos, guardarlos para la historia y difundirlos”.
Aseguró que seguirá generando material, organizando lo histórico. Su propósito es “ir entrevistando a otras personalidades del pueblo y de la región a las que es necesario escuchar e ir constituyendo material impreso -en la medida de lo posible folletos-, y más adelante, libros. Esa es la idea que ronda por mi mente. Quiero recorrer las escuelas porque es fundamental educar a los docentes, a los alumnos para que las generaciones futuras tengan ese conocimiento que nosotros no tuvimos. Yo no lo tuve hasta hace poco. Si no hubiese cursado hasta maestría, no la habría tenido nunca más que leyendo alguna que otra cosa por mi propia cuenta, pero no es lo mismo que hacer un estudio pormenorizado. El paso por la escuela es fundamental, dando charlas de diferentes categorías”.