En 2011, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), generó preocupación al clasificar las radiaciones de los teléfonos móviles como “posiblemente carcinogénicas para los humanos” (grupo 2B). Aunque el anuncio fue cauteloso, dio lugar a titulares alarmantes como “Los celulares aumentan el riesgo de cáncer cerebral” (BBC) o “La OMS advierte que el uso de teléfonos móviles podría ser cancerígeno” (Insalud). Esta cobertura mediática contribuyó a arraigar en la opinión pública la idea de que los móviles y las antenas podían causar cáncer.
Una nueva investigación científica ha desestimado la hipótesis de que el uso de teléfonos móviles pueda estar vinculado con la aparición de distintos tipos de cáncer. El estudio, dirigido por la Agencia Australiana para la Seguridad Nuclear y Protección contra la Radiación (Arpansa), fue encargado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y publicado este martes. Sus resultados indican que no hay asociación entre la exposición a las ondas de radio de los teléfonos celulares y enfermedades como la leucemia, el linfoma, y los cánceres de tiroides y de cavidad oral.
Se trata de la segunda revisión sistemática realizada por la Arpansa a solicitud de la OMS. La primera de ellas, publicada en septiembre de 2024, analizó la posible relación entre el uso del teléfono móvil y el cáncer cerebral, así como otros tipos de cáncer en la cabeza, y tampoco encontró evidencia de un vínculo.
El doctor Ken Karipidis, autor principal de ambas investigaciones y director adjunto del departamento de Evaluación del Impacto en Salud de la Arpansa, explicó que el estudio más reciente abarcó todas las pruebas científicas disponibles hasta la fecha sobre la posible conexión entre los teléfonos móviles, las torres de telefonía móvil y el desarrollo de cáncer.
Por su parte, Rohan Mate, otro de los científicos de la Arpansa que participó en la investigación, destacó que estos hallazgos serán fundamentales para seguir informando al público sobre los efectos de la tecnología inalámbrica en la salud.
Ambos estudios formarán parte de una evaluación integral que la OMS está elaborando para actualizar el conocimiento sobre los efectos de la exposición a las ondas de radio en la salud humana. Con estos resultados, los expertos buscan despejar dudas y contribuir a un debate basado en la evidencia científica sobre los posibles riesgos del uso de dispositivos móviles.
En 2024 ya habían descartado la relación entre celulares y cáncer tras casi tres décadas de investigación
Un grupo internacional de científicos, liderado por Ken Karipidis, acaba de publicar un estudio que revisa la evidencia acumulada desde la revisión de la IARC. Este nuevo trabajo ofrece la visión más exhaustiva, clara y actualizada de lo que realmente sabemos hoy sobre los móviles y el riesgo de cáncer.
El equipo de Karipidis ha revisado no uno, ni dos, sino 63 estudios epidemiológicos realizados en los últimos 30 años, abarcando a millones de personas en 22 países. Además, ha tenido en cuenta y analizado la fortaleza de cada uno de los trabajos incluidos, evaluando también los posibles sesgos que pudieran condicionar sus hallazgos.
La evidencia no muestra un aumento significativo en el riesgo de los tipos de cáncer más investigados, como el glioma, el meningioma o el neuroma acústico, asociados con el uso de teléfonos móviles.
Incluso han analizado factores como el tiempo desde el primer uso, la cantidad de llamadas realizadas o la duración total de las mismas. También han incluido otros tipos de cáncer o la posible radiación de las antenas de telefonía. Con todos estos datos, los científicos no encontraron un patrón claro que sugiera que el uso del móvil incremente el riesgo de estos cánceres. En pocas palabras, la evidencia más reciente sugiere que los teléfonos móviles probablemente no causan cáncer.