Solo transcurrieron doce horas entre la detención de Nicolás Takechi Yamaguchi -el lunes a las 21 en la Unidad Regional XII de Bernardo de Irigoyen- y la imputación provisoria del juez Verón ayer a las 9 y tras ser llevado a indagatoria escoltado por investigadores de la Dirección Homicidios quienes intervinieron sin descanso desde la tarde del martes 11 de febrero cuando se alertó que en el barrio El Palomar de esta capital, una mujer de 54 años fue rescatada de un incendio con lesiones de arma blanca y golpes.
El joven de 26 años estaba prófugo de la Justicia y declarado desertor por sus jefes máximos en la Policía de Misiones. Es el principal sospechoso de haber intentado asesinar a Ana María Oleynicak de 54 años en un supuesto intento por robarle dinero y objetos de valor a las 17.30 del martes 11 de febrero en su vivienda de la calle Pedro Méndez 2275 a menos de 50 metros de la avenida Uruguay.
Yamaguchi es agente de la fuerza de seguridad provincial y prestaba servicio en la Unidad Regional X de esta capital, jurisdicción que también abarca Garupá y Candelaria.
Como lo adelantó en exclusiva PRIMERA EDICIÓN, se trata del suboficial indicado por los pesquisas policiales pocas horas después del ataque del que aún intenta salir del estado crítico la víctima, en coma inducido y conectada a un respirador artificial.
El suboficial a las 7 de ayer llegó a Posadas acompañado por efectivos de la Dirección Homicidios, comitiva que lo fue a buscar durante la madrugada para que antes de las 10 lo llevaran al despacho del juez de Instrucción 3, Fernando Luis Verón, quien lo imputó por el hecho provisorio de “robo agravado y homicidio criminis causa en grado de tentativa”.
De acuerdo a fuentes de pasillos judiciales en contacto con este Diario, Yamaguchi guardó silencio por consejo de su abogado particular. Optó por no declarar y aguardar el momento de ampliación si así lo considera. Lo que no pudo evitar fue la orden de continuar detenido, entre otros puntos, por profugarse y por la instancia de la instrucción del expediente, la posibilidad de interferir en la producción de prueba y relevamiento de testigos. Vale remarcar que, por la gravedad de la imputación una solicitud de excarcelación sería rechazada.
Las mismas voces consultadas resaltaron que Yamaguchi al llegar al edificio de la Jefatura de Policía se quebró en llanto. Situación similar se replicó en el juzgado de la calle Santa Fe casi Rivadavia donde habría alcanzado a observar la presencia de sus familiares aguardando en un sector de esta dependencia del Poder Judicial.
También trascendió que en sus manos, las lesiones de corte y quemaduras eran evidentes y podrían determinantes si los rastros de sangre hallados en la escena del crimen y en su vivienda del barrio Itaembé Miní coinciden con su patrón de ADN.
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Finalizados los trámites judiciales, el suboficial fue trasladado a una celda de la comisaría Segunda, que tiene un pabellón determinado para sospechosos y acusados de fuerzas de seguridad, mientras avanzan los pasos judiciales ahora con un detenido en la causa.
Oleynicak fue rescatada del fuego por sus vecinos y por los primeros efectivos policiales que llegaron al lugar. Patrullas del Comando Radioeléctrico Centro, Táctico Especial, Bomberos Sur y la comisaría Tercera acudieron al inmueble a una cuadra de la avenida Uruguay, enfrente al centro artístico y cultural “Murga de la Estación”.
El hecho se registró poco después de las 17.30 a corta distancia del edificio donde funcionan las dependencias del Juzgado de Instrucción 7 de la Primera Circunscripción Judicial y la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Superior Tribunal de Justicia.
La sospecha como motivo del crimen se dirigió hacia un intento de muerte en ocasión de robo, pero los indicios que obtuvieron investigadores sumaron la hipótesis de una persona más cercana a la víctima, de su amistad o con algún tipo de vínculo afectivo mayor. Las líneas de los pesquisas no se excluyen, y tanto por el robo o vínculo, el agresor habría buscado quitarle la vida para ocultar el crimen.
Durante las últimas horas se resaltó que Oleynicak conocería desde “que era un gurisito, un niño” a Yamaguchi, destacó otra fuente de la investigación entre las evidencias y datos que fueron recogidos hasta el momento que apuntalan la sospecha. “El Japonés, fue el Japonés”, alcanzó a gritar la víctima mientras la asistían vecinos y policías.
Entre los elementos que pudieran haber conformado un botín para la posibilidad de un asalto, se especula con alhajas o joyas destinadas a su actividad comercial.