El Tribunal Penal 1 de la Primera Circunscripción Judicial concretó, después de setenta días de firmada por el acusado, la detención y ratificación de la condena de doce años de prisión por el abuso sexual ultrajante y reiterado de dos niñas, hermanas e hijas de su expareja en un barrio de la zona sur de Posadas.
El acuerdo de juicio abreviado fue rubricado por el encartado el jueves 5 de diciembre ante el fiscal del TP-1, Martín Alejandro Rau, y su abogado defensor.
Pero los jueces Gustavo Arnaldo Bernie y Viviana Gladis Cukla, dilataron la audiencia de ratificación hasta la mañana de ayer. Medida que no demora más de treinta minutos y que, mientras no se realizó el imputado por delitos previstos en el artículo 119 del Código Penal, permaneció libre, beneficiado por la excarcelación que en 2023 le otorgó el mismo tribunal por el vencimiento de la prisión preventiva.
Lo llamativo, respecto a este último detalle, también radica en que el Superior Tribunal de Justicia revocó la excarcelación en 2024 y ordenó que aguardara detenido el juicio oral. Esta decisión no habría sido cumplida, a la luz de lo sucedido.
Ayer pasadas las 9, el obrero de la construcción de 37 años finalmente fue trasladado por la fuerza pública al tribunal de calle La Rioja y se ratificó su condena y el inicio de la ejecución. Durante los 74 días transcurridos desde el abreviado, no se sabe si el confeso culpable pudo o no haber tomado contacto con sus víctimas, incluyendo la madre de ellas. Es decir, si corrieron peligro nuevamente.
El albañil de 37 años y con domicilio en un barrio de la zona sur de esta capital, fue denunciado en 2020 por la madre de dos niñas menores de 13 años que fueron sometidas a actos de manoseos reiterados, en el caso de la mayor de las víctimas desde los 6 a los 11 años.
Las denuncias se concretaron en la Comisaría de la Mujer Zona Oeste cuando una de las víctimas directas de los abusos sexuales rompió el silencio y se lo contó a su madre. Todos los actos fueron confirmados por las entrevistas en Cámara Gesell a las niñas. Las conclusiones fueron contundentes, principalmente por las coincidencias en las descripciones de lugar y los tipos de manoseos y demás circunstancias que manifestaron las menores.
Utilización de material pornográfico para obligar a las víctimas a mirarlo, como también los tocamientos y amenazas, conformaron el relato de las dos niñas en el expediente. Según las mismas fuentes consultadas, en el domicilio del encartado en la zona sur de Posadas, también habrían sido abusadas las víctimas. Los informes sobre la salud mental de las menores no refirieron dudas, principalmente en cuanto a si sus relatos fueron forzados por la madre u otro familiar o allegado.
El sometimiento sexual se completaba con amenazas de muerte que le bajaban directas: “No vas a contarle nada a nadie, porque voy a matar a tu mamá”. En ese contexto, el que debía cuidar a las menores se transformó en victimario. Las menores sufrieron cinco años de estos episodios de violencia física y psicológica.
El 5 de diciembre pasado, firmó el acuerdo de suspensión por juicio abreviado como culpable de los delitos de “abuso sexual con resultado gravemente ultrajante” en la mayor de las víctimas y “abuso sexual sin acceso carnal”, a la restante, pero en ambas víctimas “en ocasiones reiteradas”.