En la madrugada del 19 de febrero falleció el sacerdote Antonio Leonardo Griss. La noticia fue publicada en svdargentina.wordpress.com, donde dieron “gracias por su vida y su aporte generoso a la Misión Verbita tanto en España como en Argentina. También por su entrega desinteresada a los demás y su profunda fe en Dios, que fue fuente de inspiración para muchos”.
Había nacido en Capioví, el 29 de mayo de 1924 en el hogar conformado por Steffan Griss y Margarita Antonia Neuner, ambos inmigrantes alemanes. Era el tercero de cuatro hermanos. Su primer acercamiento a la religión fue en la capilla San Luis Gonzaga de la misma localidad, donde conoció a integrantes de la Congregación del Verbo Divino.
Luego de haber pasado por el prejovenado que funcionaba en Azara, bajo la protección de San José, ingresó al noviciado del Verbo divino en 1943. Sus primeros votos religiosos los realizó en 1945. Fue ordenado diácono en 1951 y su ordenación sacerdotal se produjo en 1952. Después de su ordenación fue destinado a Zaragoza, España, donde permaneció a lo largo de 17 años como profesor de historia, latín y griego, en el seminario del Verbo Divino. En 1970 regresó a la Argentina, realizando a partir de entonces una fructífera labor pastoral en las comunidades posadeñas de Santa Catalina, San Alberto, Inmaculada Concepción de Villa Urquiza. Con la ayuda de vecinos del barrio Belgrano construyó la capilla Virgen del Rosario. Fue capellán del hospital local y cooperó en el Hogar de Tránsito “Madre de Calcuta” fundado por el padre Jaime Vorwerk.
Un hecho importante que marcó al padre Griss ocurrió en el año 1971, cuando, según el mismo contó, vivió la maravillosa experiencia del Cursillo de Cristiandad. Era el Primer Cursillo de la Diócesis de Posadas que se realizó en Itatí, Corrientes, entre el 2 y el 5 de septiembre de aquel año. Desde 1981 y hasta 1986 fue Superior Provincial de la Congregación del Verbo Divino, y comenzó a acompañar al Movimiento de Cursillo de Cristiandad, siendo espiritual de innumerables cursillos y jornadas desarrolladas en el “Centro de Espiritualidad Fátima”, en el barrio Miguel Lanús, de Posadas, donde residió durante los últimos años. Quienes lo conocieron, aseguran que siempre estuvo dispuesto para las celebraciones y misas que se le pedían desde la Parroquia de Fátima, como también las misas en el Convento de las Hermanas Siervas del Espíritu Santo. Asimismo, seguía acompañando y asistiendo espiritualmente a los cursillistas.
El padre Antonio había celebrado sus 100 años el año pasado, agradeciendo a Dios por el don de la vida y a todos los presentes por acompañarlo en ese momento tan especial. La celebración estuvo cargada de emoción y gratitud.
En 2024 el padre Antonio había celebrado sus 100 años de vida (1924-2024). Esa jornada se inició con una misa en acción de gracias, de la que participaron religiosos, familiares y amigos. Durante la ceremonia se recordaron sus logros y su compromiso con la fe, así como su generosidad y amor por los demás. En la homilía el padre Héctor Maldonado se refirió a un libro sobre las “Bienaventuranzas”, escrito por el agasajado.
A pesar de su edad, todos rescataban su lucidez mental y su buen estado de salud. Con su vida centenaria, fue testigo de innumerables cambios y supo adaptarse a las circunstancias con humildad y sabiduría.
Durante la 62 peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Fátima, había recordado en una entrevista que llevaba 72 años de vida sacerdotal y que era “algo extraordinario. Dios me dio esta larga vida para ser hijo suyo, misionero, sacerdote de Cristo para la dicha y el bien de tantos hermanos. Estoy contento y agradecido. No podía faltar, aunque me cuesta estar acá por razones de salud. Es una alegría, un gozo, una satisfacción”.
Gentileza: https://www.misionerosverbodivino.com/