Alinearse con los nuevos paradigmas sin traicionarse es un desafío. Poder ir a tras las propias metas sin sentir que traicionamos al entorno cuando nos elegimos es un desafió también.
Si comprendemos que siempre estamos solos con nuestra conciencia, aunque estemos rodeados de personas aceptaremos el gran desafío de elegirnos, ya que solo nos debemos a nuestra conciencia, que es la que siempre está cuando todo se aquieta. Entonces estar en paz con ella es no tener deudas sabiendo que siempre hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance en el momento de la prueba, y lo vivimos desde el estado de conciencia de ese momento.
Ya no hay deudas porque entregamos todo lo mejor en ese momento. Ahora somos y estamos diferentes. Si comprendimos que la vida se vive desde uno no podemos traicionar a otros si nos elegimos.
Elegirnos para cruzar a la nueva dimensión dentro porque ya no hay un afuera condicionante. Al comenzar a escuchar la voz de nuestra conciencia comenzamos a vivir cada instante y estamos presentes con ella. Aquí y ahora.
Eso nos permitirá mirar hacia atrás, pero como el impulso para lo que viene. El siguiente paso es la aceptación, sabiendo que siempre todo fue perfecto, y todo es perfecto y maravilloso, lo que nos pasa, aunque no lo entendamos, será lo perfecto para nuestro aprendizaje. Así podemos entrar en la atemporalidad.
Todo pasa y solo sucede para aprender a rendirnos al designio de lo más grande. Poder cultivar el desapego, dejando ir lo viejo para ponerse a trabajar en lo nuevo. El nuevo paradigma ha ¡cambiado! Tenemos que trabajar el autogobierno, ya no hay culpables fuera, todo está planeado para nuestra evolución y para que despertemos al amor, que se consigue al conquistar la empatía que nos llevará nuevamente al amor, al prójimo, aceptándolo como es porque primero nos hemos aceptado a nosotros mismos con honestidad, sabiendo que cada uno está librando sus propias batallas.
Así solo hay una autoridad común para todos y es la de la fuerza superior como la Divina Presencia creadora del propósito de vida. Entonces, y recién en ese momento podemos hacer una gran honra a la vida y desde la más profunda aceptación a todo tal y como es podemos decir nuestra plegaria diaria.
Dios, Divina fuerza universal de evolución, dame la inteligencia para aceptar tus señales, la fuerza para seguir adelante y la aceptación para resignarme ante lo que todavía no comprendo.
Es nuestra luz la que vence a la oscuridad y cada uno de nosotros podemos elegir nuestras batallas.
Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
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