La segunda temporada de la serie Envidiosa nos trae una realidad que da para pensar. Aunque presentada como una comedia, aborda temas universales como la autoaceptación, la presión social y la comparación constante amplificada por las redes sociales. Los memes que inundan las redes demuestran que detrás de la broma hay una verdad incómoda lo cual nos permite preguntarnos: ¿Vicky encarna ese deseo de cumplir con la vida perfecta que otros parecen tener en las redes? ¿Existe en la vida real el personaje de Esteban Lamothe?
Estamos tan acostumbrados a las relaciones disfuncionales que nos cuesta creer en el amor sano. Amar y tener una relación sana no significa estar de acuerdo en todo. Significa saber negociar, ceder, flexibilizar, mantener reglas claras, comunicarse con honestidad y, sobre todo, respetarse mutuamente.
En esta temporada, además de explorar cómo la infancia y la presión social influyen en nuestra autoestima y vínculos, también reflexionamos sobre lo que significa construir relaciones desde el amor y no desde la herida.
Sanar no es olvidar es entender, transformar y reconstruirnos desde adentro. ¿Lo que no sanamos, lo seguimos cargando? ¿Es hora de soltarlo?
Nos cuesta creer en relaciones sanas porque muchas veces nos han enseñado que el amor es sufrimiento, que hay que aguantar, que el conflicto es una guerra. Pero el amor real se construye desde la confianza, la comunicación y el respeto. Y eso empieza con cómo nos tratamos a nosotros mismos.
Envidiosa no solo es una serie. Es un reflejo de todo lo que aún nos queda por sanar y la terapia es un puente para lograrlo. ¿Qué pasaría si te animaras a construir ese amor contigo antes que con alguien más?
Cecilia Castillo
Lic. en Psicología
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