Un reciente informe de Argentinos por la Educación, en conjunto con la Universidad de San Andrés y la Universidad Torcuato Di Tella, reveló que Argentina ocupa el primer lugar en distracción escolar por el uso del celular. Según los datos relevados, el 54% de los estudiantes de 15 años en el país se distraen con sus dispositivos en clase, un porcentaje considerablemente más alto en comparación con otros países donde la cifra se mantiene por debajo del 40%.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, Alejandro Artopoulos, director del Centro de Innovación Pedagógica de la Universidad de San Andrés y miembro de Argentinos por la Educación, explicó que la problemática no se limita solo a los estudiantes, sino que el uso excesivo de los teléfonos genera distracciones en distintos ámbitos. No obstante, señaló que el verdadero desafío es generar un diálogo con la comunidad educativa para establecer estrategias que regulen su uso sin necesidad de prohibiciones absolutas.
“No hay muchas pautas claras sobre el uso del celular en el aula, pero es importante que los alumnos aprendan a manejarlo correctamente. Algo tan simple como apagar notificaciones durante la clase o no mirar la pantalla constantemente podría marcar una diferencia significativa en la atención”, destacó Artopoulos. Además, subrayó la importancia de dejar por escrito las normas acordadas dentro de cada institución educativa.
El informe también menciona que otros países han implementado medidas más estrictas para reducir el impacto de los teléfonos en el aula. En Europa, países como Francia y Suecia han regulado el uso de estos dispositivos con el objetivo de fomentar la lectura y reducir el tiempo de pantalla. En Brasil, Perú y Chile, las normas también son más rigurosas, en parte por las diferencias culturales en la relación entre docentes y estudiantes.
Artopoulos también alertó sobre los efectos negativos del uso excesivo de los celulares y las redes sociales en la salud mental de los jóvenes. Hizo referencia al libro “La generación ansiosa” de Jonathan Haidt, que describe cómo las redes sociales han disparado conductas adictivas y problemáticas, como la ludopatía en adolescentes.
“Hoy en día, hay chicos que están apostando mientras están en clase. Si naturalizamos la idea de que los jóvenes siempre encontrarán nuevas formas de comunicación, estamos desatendiendo un aspecto clave de su educación: protegerlos de los riesgos de las redes sociales”, advirtió.
En cuanto a las posibles soluciones, el especialista afirmó que el objetivo no debe ser prohibir el uso de celulares, sino regularlo y enseñar a los estudiantes sobre su uso adecuado para el aprendizaje. Aseguró que el mejor dispositivo para la enseñanza sigue siendo la computadora, por lo que consideró fundamental garantizar la conexión a internet en las aulas mediante Wi-Fi para evitar que los celulares sean la única herramienta de acceso digital.
Por último, Artopoulos destacó la importancia de sancionar el uso indebido de las tecnologías, especialmente cuando se utilizan para el ciberacoso o la violencia entre compañeros. “El aula debe ser un espacio protegido donde los alumnos puedan aprender sin interrupciones ni distracciones innecesarias”, concluyó.