La escuela 862, ubicada en el barrio 2.000 Hectáreas de Puerto Iguazú, fue blanco de un acto de vandalismo con graves consecuencias para la estructura.
La directora de la institución, Isabel Mendoza, recibió la noticia por parte de un colega y se encontró con un panorama impactante. “La escuela fue violentada totalmente. Vandalismo total”, describió con indignación en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Cinco aulas fueron destruidas por completo. Los atacantes no solo ingresaron al establecimiento, sino que arrasaron con lo que encontraron a su paso. “Quemaron salones, quemaron armarios, destruyeron ventiladores, tiraron todas las cosas de los chicos”, relató Mendoza, quien añadió: “Es la primera vez que veo una destrucción de esta magnitud en mis 29 años de servicio”.
Todo consumido por el fuego
Según detalló la directora, los delincuentes incendiaron un armario de madera con documentación escolar, libros, sillas y ventiladores. “No sé si en otro lado hicieron esta forma de vandalismo, pero nosotros hoy nos encontramos con algo inédito”, manifestó.
Lo que más sorprendió a la comunidad educativa fue la intención de destrucción pura. “No robaron nada, simplemente hicieron destrozos sin importarles nada”, explicó Mendoza. Además, señaló que los responsables tuvieron todo el tiempo que quisieron para actuar. “Son cinco salones completamente destruidos. Ingresaron por la parte de atrás, rompieron las rejas y se tomaron el tiempo que necesitaron”.
Un ataque recurrente
Ubicada a pocos kilómetros del casco urbano, la escuela ya había sufrido ataques anteriores. “Es un lugar muy solitario, como tierra de nadie. Varias veces ya nos destruyeron puertas y ventanas, pero nunca algo así”, lamentó la directora. Sin embargo, hasta el momento no ha habido respuestas concretas.
“No sabría decir cuántas denuncias hicimos. Arreglamos ventanales, cambiamos puertas y al poco tiempo nos vuelven a atacar”, explicó. Mendoza también aseguró que, a diferencia de otros episodios, en esta ocasión no fueron menores de edad los responsables. “No son chicos porque encontramos huellas grandes pisando los destrozos”, afirmó.
Una comunidad educativa en crisis
El ataque afecta directamente a 390 alumnos que asisten a la escuela. “Tenemos turno mañana y tarde con alumnos desde primero a tercer grado, y jornada extendida de cuarto a séptimo grado. Esos chicos almuerzan en la escuela. Ahora tenemos que ver cómo organizarnos para continuar con las clases”, indicó Mendoza.
A pesar de la devastación, la comunidad escolar ya está buscando soluciones. “Vamos a reunirnos con la comisión de padres y pedir ayuda al Consejo de Educación. Hay que ver qué podemos hacer”, comentó la directora, quien se mostró preocupada por la continuidad educativa de los niños. “Los alumnos tienen que volver a clases, pero hoy no sabemos cómo hacer para que eso suceda”.
Investigaciones sin respuestas
A pesar de los ataques reiterados, las investigaciones policiales nunca arrojaron resultados concretos. “Hasta el día de hoy no tengo ningún informe de nada”, aseguró Mendoza. Tras este último ataque, la Policía, Criminalística y los Bomberos intervinieron nuevamente. “Ahora están trabajando en la escuela, pero hasta ahora nunca hubo respuestas”.
Antonio Blanco, presidente del Foro de Seguridad de la zona, también se refirió al hecho. “Nos cuesta entender lo que pasó. Hace seis años hubo algo similar, pero esto es algo fuera de lo común”, expresó.
Una escuela que no se rinde
A pesar de la situación, Mendoza enfatizó el rol inclusivo de la escuela y su importancia en la comunidad. “Siempre tenemos los contras y los favores, pero la escuela nunca le cerró las puertas a nadie”, afirmó. Ahora, el desafío es reconstruir y garantizar que los alumnos no pierdan días de clases. “No me puedo quejar de la comunidad. Vamos a seguir adelante, pero necesitamos ayuda”.