POSADAS. Detrás de un sueño, hace dos años Lucía abandonó la casa familiar de Capioví y se radicó en Posadas. Seguía los pasos de su hermana mayor y quería ser como ella. Por eso había empezado a estudiar Gastronomía. Sin embargo, ese sueño -suyo y de su familia- quedó trunco para siempre.El sábado por la noche, vecinos del inquilinato donde alquilaba, en Villa Urquiza, sintieron un olor extraño. Enseguida notaron el humo que salía de la habitación 2. Junto con la Policía apagaron las llamas y entonces descubrieron lo peor: adentro yacía el cuerpo sin vida de la estudiante.En un principio se barajó la hipótesis de un accidente. Sin embargo, ayer por la tarde la autopsia confirmó que a Lucía Isabel Maidana (23) la mataron de varios golpes en la cabeza, presumiblemente con un martillo. Después, provocaron un incendio en el lugar, quizás para despistar a la Policía. O peor, para asegurar el deceso de la joven.El último sábado, alrededor de las 21.45, vecinos del inquilinato de Estado de Israel 3495 -unos treinta metros al sur del arroyo Vicario- dieron aviso a las autoridades sobre un incendio que se había desatado en una pieza del lugar. Bomberos y policías no tardaron en llegar y controlar las llamas. Cuando lo hicieron, se toparon con el cuerpo sin vida de Maidana.En un primer momento, la médica policial sólo encontró una herida superficial en el cráneo de la víctima, producida quizás por una caída en medio del incendio, hasta ese momento considerado accidental. No obstante, el magistrado Marcelo Cardozo -al frente del Juzgado de Instrucción 1 de Posadas- decidió no descartar ninguna posibilidad y ordenó una autopsia.Los resultados se conocieron ayer al mediodía y fueron contundentes. Lucía tenía cinco golpes en el cráneo, al parecer, producidos con un martillo o algún otro objeto contundente de similares características. Además, había inhalado monóxido de carbono y tenías las piernas consumidas por el fuego.Pero había más evidencia. Las pericias de los Bomberos determinaron que el incendio había sido intencional: con un encendedor o con fósforos, el homicida incendió uno de los colchones de la habitación. Otros rastros indican que intentó prender fuego un placard, pero cerró la puerta y la ausencia de oxígeno consumió ese segundo foco, según pudo averiguar PRIMERA EDICIÓN.Ante esa batería de pruebas, Cardozo regresó ayer por la tarde a la escena del crimen acompañado por el comisario Néstor Rippel, al frente de la comisaría seccional Tercera, y el general Oscar Flecha, responsable de la Dirección de Investigaciones de la Policía.En ese lugar, los peritos recogieron evidencia clave, como huellas de zapatillas de talle grande, que corresponderían a un hombre. Podrían ser las que dejó impresas el asesino al escapar.La joven tenía previsto salir con sus amigas antes de que el homicida le quitara la vida. “Voy dentro de un rato para allá. Llevo la planchita”, fue el último mensaje que escribió Lucía, dirigido a una amiga que la esperaba, a las 20.55 del sábado. Desde ese momento hasta el hallazgo del cuerpo, nadie supo más nada de ella.El inquilinato de la calle Estado de Israel está emplazado en una zona tranquila, de muy poco tránsito. Tiene varias habitaciones, casi todas ocupadas por estudiantes que durante los fines de semana viajan de regreso al interior. Por eso la Policía no tiene testigos que pudieran haber escuchado algo, solamente una vecina que fue la que vio el humo y dio aviso a los Bomberos.En la habitación 2 la víctima vivía junto a su hermana mayor, esa a la que soñaba con imitar, que había viajado a Buenos Aires unas pocas horas antes. Compartían el lugar, que tiene una cama de plaza y media y otra más pequeña, de una plaza, cuyo colchón utilizó el homicida para iniciar el fuego que mancho de hollín y muerte el lugar. Y con el que truncó para siempre los sueños de Lucía. AllanamientoLa serie de procedimientos comandada por el juez Cardozo comenzó ayer, cerca de las 17, en la escena del crimen y continuó prácticamente hasta la medianoche.Después de regresar al albergue de la calle Israel, las autoridades se trasladaron hasta Urquiza y 115, donde allanaban la vivienda del novio de la joven, con el que salía desde hace poco más de dos semanas.En un principio, el joven se mostró consternado ante los hechos, en estado de shock, y hasta entregó su teléfono celular a la Justicia para los correspondientes peritajes. Cardozo también ordenó secuestrar el teléfono celular de la víctima, que fue hallado en la pequeña sala de la habitación. Ese aparato podría contener información vital para revelar el motivo por el que ocurrió el crimen. Los trabajos continuaban hasta anoche. Hallan lesiones y no descartan abuso sexualLa autopsia reveló la verdadera masacre que terminó con la vida de Lucía Maidana. Según el parte de prensa policial, la causa de muerte fue “inhalación de monóxido de carbono, quemadura por fuego directo y traumatismo craneoencefálico”.No obstante, el examen forense reveló también otro detalle que en las próximas horas podría confirmarse y, de ser así, transformarse en una arista clave: los médicos hallaron lesiones en las zonas íntimas de la estudiante, que podrían coincidir con un hecho de abuso sexual. Sin embargo, el estado en el que las llamas dejaron el cuerpo no dejó lugar a precisiones, al menos por ahora.De todas maneras, los profesionales realizaron una serie de hisopados en la zona anal y vaginal con el fin de hallar algún rastro de evidencia genética. Por eso, hasta anoche no se confirmaba ni se descartaba el abuso.Además, mediante la extracción de tejido, los peritos intentarán establecer si la joven fue rociada con algún elemento combustible que aceleró el proceso de las llamas.En ese sentido, ayer se confirmó que en los restos del colchón y del placard que el homicida incendió no había restos de ningún tipo de líquido inflamable.
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