El estornino pinto no es un ave de Argentina. Es “exótica”, o sea que originalmente no es una especie propia de nuestra avifauna, a diferencia de las especies nativas o autóctonas. Ha sido en algún momento traído por el hombre y quizás liberado de su jaula, donde había servido de mascota. Estas especies extranjeras no siempre logran encontrar (lejos de su hábitat natural) el alimento adecuado, el refugio que necesita y las posibilidades de cría, y así pronto se extinguen, pero el estornino algo encontró. Es más, resultó ser una especie que se adaptó más que bien a algunos ambientes del país. Hoy en día hay estorninos en Buenos Aires, La Plata, en la zona de Santa Clara del Mar, cerca de Mar del Plata, en el Sur de Entre Ríos y Santa Fe y en algunas localidades cordobesas; allí comienzan a ser comunes, y prontamente una plaga. Este es un fenómeno relativamente reciente. En pocos años (a partir de 1995), las poblaciones de estorninos se vienen reproduciendo a un ritmo alarmante. La proyección es o debería ser alarmante: las bandadas se extenderán a todos los rincones del país, se convertirá en plaga por excelencia para todo tipo de cultivos, y además, desplazará a muchas especies silvestres de sus enclaves naturales, llevándolas posiblemente a la extinción. El estornino se adapta a cualquier situación y es muy agresivo. Aprovecha tanto recursos del humano, como los industriosos esfuerzos de otras especies de las cuales se apodera de su nido. Se han filmado escenas en la naturaleza en donde un estornino desplaza a un pájaro carpintero de su nido, obra que había insumido meses de construcción. El Estornino Pinto fue introducido en la costa Este de los Estados Unidos, y en 100 años se propagó desde Alaska hasta Yucatán en México, y hoy es la plaga más importante del gigante del norte. ¿Podrá ocurrir lo mismo aquí? ¿Estamos a tiempo para detener este avance incontrolado? ¿Cómo hacerlo sin dañar a otras especies, y sin molestar a quienes consideran que hay que conservar la vida, sea ésta autóctona o no? En efecto, estamos presenciando una invasión biológica. Una rápida visita a la reserva Costanera Sur (ciudad de Buenos Aires), en noviembre de 2005, permitía apreciar bandadas de cantidades incalculables de juveniles de estorninos, ¡¡¡algo jamás visto antes!!! Se diría que estamos a punto de registrar una explosión demográfica de la especie. Lo dice Alec Earnshaw en su página www.fotosaves.com.ar: “Por ser los estorninos también animales, pajaritos aparentemente indefensos e inofensivos, deben ser respetados y cuidados”. Esto se llama ‘proteccionismo’. Pero quienes mantienen esta postura se olvidan que permitiendo la expansión de este invasor pueden estar condenando a otras especies -por ejemplo a nuestra Ave Nacional: el Hornero- a la extinción. Y la extinción señores, es para siempre…Activos y bullangueros, tienen un tamaño mediano, plumaje negruzco con motas blancas en los adultos y marrón más liso en los juveniles. En los machos el plumaje es algo tornasolado. Tienen cola corta, alas puntiagudas, pico largo y agudo, amarillo en verano y negro en invierno. Su origen es euroasiático. En los lugares donde habita, naturalmente o introducido, aproximadamente el cincuenta por ciento de su dieta se compone de insectos; aprovechan además todo otro tipo de recurso alimentario: granos, basuras, frutales, leguminosas y gramíneas. Son también agresivos desplazando a la fauna autóctona con la que compite por la comida y los sitios para anidar. Con una capacidad reproductiva bastante alta, llegan a duplicar su población en cada temporada. Andan en bandadas y se confunden con los tordos renegridos (o morajú) (Molothrus bonariensis) o con los “varilleros” (Agelaius ruficapillus) y suelen integrar bandadas mixtas con estas lo cual dificulta su detección temprana.Presencia en ArgentinaEn nuestro país posiblemente ingresaron hace más de una década, y el plural hace referencia al hecho de que se trata de dos especies, una es la ya mencionada Estonino pinto y la segunda es la denominada Estornino crestado (Acridotheres cristatellus). Algunos individuos escaparon o fueron liberados por sus dueños ya que se sabe que aves de esta especie fueron importadas como mascotas desde los Estados Unidos. Existen colonias exitosamente establecidas en la provincia de Buenos Aires desde donde no sería difícil su expansión a otras provincias. La Dirección Nacional de Fauna y Flora de la Secretaría de Desarrollo Sustentable y Política Ambiental ha implementado una estrategia de erradicación total de la especie en Argentina lo cual resulta razonable considerando que el esfuerzo y el gasto que se realice hoy evitará problemas en el futuro y ahorrará al país muchos millones de pesos en pérdidas de producción. La pregunta que subyace de todo esto es: ¿estamos a tiempo?, sinceramente no lo sabemos, lo que si podemos afirmar es que tenemos una oportunidad histórica a nivel mundial de frenar la expansión de esta plaga, hecho que no ha ocurrido antes en otros lugares del planeta, solo hace falta que se asignen los recursos necesarios para intentar de que esta especie invasora no siga expandiéndose en el país.Será una tarea y responsabilidad más que nos toca a esta generación, la de generar acciones concretas con miras a proteger nuestra avifauna y salvaguardar recursos agropecuarios, ojala dentro de algunos años esta nota pase a formar parte del rico anecdotario de los amantes de la naturaleza y podamos observar satisfechos de haber hecho lo necesario.
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