PUERTO IGUAZÚ. Majestuoso, sublime y gratamente conmovedor fue el cierre del Festival Internacional de Orquestas Infanto Juveniles Iguazú en Concierto que se celebró ayer, en los jardines del Sheraton Iguazú. Con las maravillosas Cataratas del Iguazú como telón natural de fondo y con un imponente marco de público, pasadas las 16.30 comenzó el Gran Concierto final. Fue emocionante ver a cientos de niños de todo el mundo felices y algo nerviosos con sus instrumentos, dispuestos a compartir sonidos, melodías y a unirse en este maravilloso arte.La gran orquesta del Festival, integrada por más de 700 músicos, abrió el espectáculo con la obertura “Guillermo Tell”, la última ópera de Gioacchino Rossini. Esta pieza, que se estrenó en 1829, fue interpretada por niños y jóvenes, bajo la dirección del argentino Sergio Jurado. Poco después, cuando las arpas de Sonidos de la Tierra, de Paraguay, echaron a volar los primeros acordes de “Pájaro Campana” (Félix Perez Cardozo), con la dirección de Elio Fleitas, se convirtió en una fiesta musical, a la que se le sumaron contrabajos, violines, guitarras y una multitud que reflejó la fascinación en sus rostros. La euforia en el público se hizo sentir también con “Tren lechero”.Los chicos del contrabajo disfrutaron a pleno y hasta hicieron coreografías al ritmo de la polca, la milonga y el tango, mientras tanto, la emoción crecía entre la multitudinaria platea.El maestro Norberto García dirigió la gran orquesta junto a la solista en violín María Andreeva. Los hermanos australianos Joshua (piano) y Oscar Han (violín) también brillaron en la tarde de ayer. Las gaitas del St. Thomas’ Episcopal de Estados Unidos ingresaron con un estilo bien marcado y cautivaron con su interpretación, a la que se sumó la orquesta.Rojo, naranja, amarillo y turquesa fueron los colores elegidos para los atuendos que lucieron los chicos con diseños que representaron a la selva misionera.Las ovaciones se repetían y la alegría de ser parte de la gran orquesta se percibía en cada niño. Después una hora y media de puro talento, se vivió otro gran momento junto a la madrina de Iguazú en Concierto 2013, Elena Roger. Con el virtuosismo que la caracteriza, interpretó “Himno al amor”, acompañada de la gran orquesta, bajo la batuta de Andrea Merenzon, directora artística del festival, y luego maravilló con una sublime interpretación de “No llores por mi Argentina”, que fue fervientemente ovacionada. Al ritmo de la chacarera, a las 18.30 los niños y jóvenes del Iguazú en Concierto cerraron la cuarta edición ante un público conmovido por tanta belleza musical. Contentos y llenos de melodías mientras la multitud se desconcentraba, los chicos siguieron tocando, en ese afán de que se no se termine esta experiencia que los enriqueció con aprendizajes, nuevas amistades y música.
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