Se llama María Nilda Rosa y es hermana de la docente Carmen Mirta, asesinada el jueves 14 de febrero pasado en el barrio Los Potrillos. En una entrevista mantenida con PRIMERA EDICIÓN rompió el silencio y habló por primera vez de la muerte de su hermana.
Según contó, decidió hacerlo después de escuchar, en una emisora radial, la teoría que maneja la defensa del oficial Aldo Daniel Villalba sobre las circunstancias del hecho.
Con términos por momentos contundentes, reiteró la importancia y necesidad de que la causa llegue a la instancia de debate oral y público, “porque hay muchos detalles que se esclarecerán en esa instancia”.
Así comenzó la entrevista con este diario: “Los familiares no somos estúpidos; quieren hacernos creer que se trató de un accidente, que se trató de una simple caída en la que se tropezó y sufrió traumatismo de cráneo encefálico, rotura de tabique nasal y hasta estallido de vejiga. Si mi hermana tropezó y cayó habrá sido en un acantilado más que en la calle, en virtud de la gravedad de las lesiones que presentaba”.
“Además -indicó-, si se hubiera tratado de un accidente, cómo explican las marcas de esposas que tenía en ambas muñecas; porque los mismos policías negaron haberle hecho daño y admitieron que solo la llevaron de una jurisdicción a otra, para hacerle un despeje”, consignó.
María Nilda desmintió que Carmen Mirta estuviera herida antes de subir al móvil policial que estaba a cargo del oficial Aldo Daniel Villalba y era conducido por el otro imputado en la causa, el sargento Luis Albino Rotela.“La dueña de la casa donde levantaron a mi hermana afirmó que no tenía lesiones.
Lo único que pidió fue un vaso de agua y un pedazo de pan, nada más. Hasta tenía aroma a champú en el cabello. Y está dispuesta a reiterarlo en el juicio. Por eso me parece trascendental llegar a debate oral y público, porque muchos detalles se van a esclarecer solamente por esa vía”, reflexionó.
“Mirta estaba golpeada por todas partes. Incluso, tenía tierra en los diez dedos de los pies, como si se hubiera arrastrado o la hubieran arrastrado. Los policías van a tener que explicar el procedimiento en juicio y esperamos que la Justicia confirme el procesamiento de ambos”, añadió.
La mujer contó que la denuncia sobre la existencia del cadáver en cercanías de una cancha de fútbol del barrio Los Potrillos se produjo alrededor de las 17 del jueves 14 de febrero, pero que un grupo de niños lo vio a eso de las 15.30. “Iban a comprar una sandalia y creyeron que se trataba de un borracho, por eso no alertaron a sus padres. Pero cuando regresaron el cuerpo continuaba allí, entonces corrieron a avisar”, dijo esta mujer de 58 años, integrante de una familia de seis hermanos en que Carmen Mirta era la menor.
Antes de terminar con la entrevista, reconoció que su hermana “era de reaccionar en forma violenta si consideraba que estaba en peligro o intentaban tocarla sin que ella lo permitiera”.
El dato no es menor. Podría sentar las bases de un posible motivo de agresión hacia ella, pero eso deberá determinarlo la Justicia.
“En una ocasión escuché decir a los familiares de los policías que sus hijos no iban a pasar con ellos el Día del Padre y pregunto: ¿y nosotros? Jamás volveremos a ver a Mirta, qué podemos decir entonces. Confiamos en la Justicia, en que los responsables paguen por lo que hicieron. Siempre dijimos que no queremos perejiles, pero si fueron ellos que paguen”, concluyó.
Investigador/investigado
Aldo Daniel Villalba fue el oficial que estuvo a cargo de la patrulla que recogió a Carmen Mirta Rosa del domicilio de un vecino en Garupá.Sucedió el jueves 14 de febrero pasado, a eso de las 13.30.
Poco más de cuatro horas después encontraban el cuerpo de ella en una zona casi inhóspita del barrio Los Potrillos.La comisión policial que levantó el cuerpo también estuvo encabezada por el mismo oficial.Y en ambos casos lo hizo acompañado por el sargento Luis Albino Rotela.
Lo curioso es que ninguno informó ni dejó constancia del procedimiento en que subieron a Rosa en el móvil policial, incluso luego de que se encontrara el cadáver.Los dos fueron procesados por el delito de “homicidio agravado”, aunque la resolución del juez Ricardo Balor fue apelada por los respectivos abogados defensores, planteo que resolverá el Tribunal Penal 1.
Discussion about this post