Posadas. Sin poder contener las lágrimas del dolor por la muerte de Nilda Espíndola y la condición crítica de salud de Carlos Javier Brousse, ayer un numeroso grupo de empleados de Tránsito municipal se reunió frente a las oficinas donde el martes después de una explosión fue todo un caos. La reacción de los empleados fue el pedido de la renuncia inmediata del director General de Transporte y Tránsito, Héctor Barboza y de la directora, Yolanda Barrios. Al primero lo acusaron de “abandonar el barco” en medio del incendio. En horas del mediodía de ayer, desde la Comuna se confirmó que ambos funcionarios habían presentado la renuncia y que fueron aceptadas por el Ejecutivo, aunque ningún funcionario brindó declaraciones públicas sobre el lamentable hecho.Un empleado de antigüedad, Ángel Mascheroni, fue nombrado al frente de la dirección de Tránsito y además se señaló que el área administrativa funcionará en un local ubicado sobre calle Catamarca, entre Félix de Azara y Buenos Aires. El secretario de Obras Públicas, Marcelo Surraco fue quien comunicó sobre la aceptación de la renuncia al personal, según contaron. Los trabajadores a su vez pidieron una ordenanza con el nombramiento de los compañeros que hace años trabajan sin relación de dependencia y que se cumplan las medidas de seguridad y francos que reclaman. “Quieren tapar todo”“Ellos (por los funcionarios municipales) quieren tapar todo y andan diciendo que hubo una discusión entre Nilda y “Pili” (como llaman a Brousse), pero nosotros sabemos que no fue así, esa es nuestra impotencia y nuestro dolor, por eso seguimos reunidos aquí, eso queremos desmentir. No queremos que se desvíe la atención y ensucien a las familias involucradas”, manifestó Orlando Villalba, uno de los empleados. “No había matafuegos, se puede constatar que no hay salidas de emergencia, siempre hubo combustible donde nosotros tenemos que marcar el horario de ingreso y encima cerraron las puertas”, criticó muy dolida Claudia Ramírez, quien pidió que la Justicia investigue, “porque todos saben y hay testigos que escucharon que dos chicas pedían socorro, que gracias al compañero Campanella se salvaron de milagro porque rompió un ventiluz por atrás”. “Estamos todos de duelo y exigimos respeto, además de un lugar digno para trabajar”, manifestaron los trabajadores. “Entre llantos me cuenta lo que pasó”Paula es la esposa de José Luis Campanella (39), el empleado de Tránsito a quienes sus compañeros califican de héroe y a quien agradecen “infinitamente” su valentía por salvar a varios compañeros del fuego. La mujer, madre de cuatro hijos, contó que su esposo ayer seguía internado en terapia en el sector de quemados del Hospital Madariaga con respirador y las manos quemadas por intentar apagar el fuego y ayudar a sus compañeros. “Para él es algo muy traumante, tiene la imagen viva de cómo Pili (Brousse) se quemaba, me cuenta que la piel se el derretía como plástico, fue algo tremendo, trataba de apagar el fuego y no encontró nada, así que tuvo que tirarse encima para poder apagar las llamas, por eso se quemó también”, relató.
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