CAMPO RAMÓN. El perro de una nena de nueve años evitó que un depravado abusara sexualmente de ella. Su intervención no pudo ser más oportuna: sucedió en el preciso instante en que el hombre -de 44 años- manoseaba a la pequeña y se disponía a accederla carnalmente. El animal lo atacó con furia y mordió con toda la presión de sus maxilares, haciendo que desistiera de su plan y huyera.La heroica acción del can fue determinante para que el hecho no terminara en tragedia, cuando la madre de las niñas y sus vecinos comenzaban a buscarlas por toda la zona de forma desesperada.El truculento caso se produjo el jueves al mediodía en el casco urbano de Campo Ramón. Todo comenzó cuando el desconocido arribó al domicilio de las dos niñas, de 3 y 9 años. Fue atendido por la madre de las pequeñas, de 40, a quien preguntó si era verdad que tenía un perro para dar, a lo que ella respondió que sí. Y a renglón seguido se lo entregó.El desconocido pareció alejarse, pero regresó con el cachorro en brazos. Al parecer, esa maniobra no fue observada por la ama de casa, quien charlaba con una vecina.En ese momento, esta mujer se retiró de la casa para llevar a los hijos a la escuela. Todos salieron, entre ellos las hermanitas. Aparentemente iban al kiosco del barrio.En el camino, la más pequeña, de 3 años, fue interceptada por el depravado, quien la alzó y se encaminó hacia un pinar de la zona. Esa acción fue observada por la nena de 9, quien salió en su defensa. Entonces el hombre dejó a la primera y tomó a la mayor, introduciéndose en el monte. Allí se lanzó al suelo y comenzó a manosearla, instante en que el perro apareció y lo mordió en la pierna. El degenerado no tuvo alternativa más que dejar a la menor y escapar.A esa altura de las circunstancias, las hermanas eran buscadas desesperadamente por la madre y sus vecinos. A ese grupo se sumaron efectivos de Campo Ramón.Ya con las niñas sanas y salvas, cerca de las 16.30 de ayer y sobre la avenida Bicentenario de esa localidad, el sospechoso reapareció en la vía pública e intentó quitarse la vida clavándose un cuchillo de 23 centímetros de hoja en el tórax. De apodo “Tito”, el hombre fue derivado de urgencia al Samic de Oberá, donde permanecía en gravísimo estado.
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