POSADAS. Queda el sabor amargo de que, en ocasiones, es necesaria una tragedia para que se tomen las medidas indispensables para, justamente, evitarlas. Sucedió con la denominada Tragedia de Crucero del Norte, que en lenguaje corriente significó la ejecución a sangre fría de Romina Szidloski y Yamila Noelia Marczewski. Fue el jueves 17 de octubre. El tirador, Juan Ramón Benítez, se suicidó de un disparo en la sien.Ese episodio lamentable marcó un antes y un después en materia de violencia de género; y también de familia. A partir de ella se tomaron más en serio las denuncias (sobre todo de parte de la Policía, que se escudaba en la falta de recursos para no mover un dedo) e implementaron medidas que servirán para mitigar un flagelo que golpea con crudeza a la sociedad misionera.El Gobierno anunció la puesta en funcionamiento de lo que será la Oficina de Asuntos de Familia y de Género, que dependerá de la Dirección General de Seguridad y será una suerte de nexo entre la Policía (léase las comisarías de la Mujer) y la Justicia (ver “Oficina de Asuntos…”).Es cierto que las denuncias por violencia de género explotaron a partir de lo sucedido en Crucero del Norte, pero en realidad era como un monstruo oculto, que mostró su rostro más cruel a partir de las muertes de Szidloski y Marczewski. Fue como blanquear una situación que pocos se animaban a denunciar pero que el resto comprendió debía hacerlo porque, en definitiva, cualquiera podía resultar Szidloski o Marczewski.Allí radica el sentido de todo esto, que las muertes de estas chicas no sean en vano.Sólo en el distrito Posadas hay treinta mujeres con custodia policial por orden judicial. Eso demanda tres policías cada 24 horas, a razón de turnos de doce horas por 24 de descanso.No sólo implica efectivos, también recursos logísticos como móviles, combustibles y otros elementos. Una fuente policial lo explicaba así: “Ocurre que no son custodias a las casas, sino a las personas. Entonces, si alguien debe trasladarse a otros puntos de la ciudad por razones laborales o de fuerza mayor, como ser salud, pues debemos acompañarlo”, consignó. El último jueves, la Unidad Regional I había asignado quince hombres a la custodia de víctimas de este flagelo. La Unidad Regional X, en tanto, catorce. Y a las denuncias en sede policial hay que sumarlas las que se registran, mes a mes, en los juzgados de Instrucción en turno. En lo que va del año hubo 9.200 denunciasLos registros oficiales indican que en lo que va del año (al menos hasta el jueves pasado) se registraron 9.200 denuncias por violencia de género y de familia, en las distintas dependencias de la Policía.Fuentes consultadas indicaron que esas cifras explotarán en el segundo semestre, para fines de 2013. Es que con la tragedia de Crucero del Norte los porcentajes de denuncias colapsaron el sistema policial y judicial.Voceros consultados por PRIMERA EDICIÓN aseguraron que se contabilizan, en promedio, unas treinta denuncias en todo el ámbito de la provincia.El Estado dispuso que cada una de las unidades regionales cuente con una psicóloga que será la encargada de determinar la gravedad de cada caso y por ende, cuál es de mayor urgencia (cuando incluso la vida de la víctima está en riesgo). Oficina de Asuntos de Familia y de Género“Es probable que a fines de este mes comience a funcionar la Oficina de Asuntos de Familia y de Género”, indicó una fuente consultada por PRIMERA EDICIÓN.La misma dependerá de la Dirección General de Seguridad y funcionará como nexo entre la Policía y la Justicia.Al frente del organismo estará la comisario y abogada Marta Cervantes, quien contará con el asesoramiento y colaboración profesional de dos psicólogos y un psiquiatra.La Oficina de Asuntos de Familia y de Género trabajará en forma coordinada con las unidades regionales del interior.En este sentido, la Jefatura de Policía ya designó una psicóloga en cada Comisaría de la Mujer del interior de la provincia. Justamente, ese trabajo interdisciplinario, coordinado entre la Oficina a cargo de Cervantes y las unidades del interior tendrá por objetivo considerar cuáles casos son más urgentes y necesitan de una atención pormenorizada.“Tendrán la función de determinar el grado de peligrosidad y riesgo para la víctima”, consigó el portavoz.Para la función no terminará allí. “También deberán hacer un seguimiento del estado de las víctimas y un monitoreo del efectivo cumplimiento de las medidas que la Justicia disponga, como por ejemplo una exclusión de hogar o un impedimento de acercamiento a la víctima o a la familia”, concluyó la fuente. Base de datosOtra de las medidas a implementarse, en materia de violencia de género y de familia, es la elaboración y desarrollo de una gran base de datos con antecedentes de denuncias; víctima y victimario, jurisdicción y último estado de novedades, entre otras informaciones.Será como un gran antecedente que la Policía y la Justicia podrán tener a su alcance para tomar decisiones sobre la cuestión de fondo.El seguimiento al tratamiento de las denunciantes no es un dato menor. Es importante para que entiendan que son víctimas y no responsables del maltrato masculino, en cualquiera de sus acepciones: física, verbal o psicológicamente.Esto, posiblemente, ayudará a que muchas mujeres tomen real conciencia de su situación y que no retiren la denuncia o desistan del trámite judicial de la causa.Así como las estadísticas de denuncias treparon a las nubes, sobre todo a partir de la Tragedia de Crucero del Norte, también persisten los casos de víctimas que piden retirar la denuncia, que el hombre vuelva con ella (muchas veces porque son el único sustento del hogar) o se declaran culpables de esa situación de violencia.La Tragedia de Crucero del Norte dejó una lectura irrefutable: alguien no hizo los deberes y como piden los familiares de las víctimas, sería bueno que alguien asuma la responsabilidad. Porque Marczewski pidió ayuda a los gritos, pero nadie la escuchó.
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