POSADAS. Al menos dos criminales asaltaron a un agricultor de 28 años, oriundo de Dos de Mayo, poco después de cobrar 400 mil pesos de una indemnización por un accidente laboral.El atraco se produjo ayer, poco después de las 9.40, cuando el trabajador se encontraba con su esposa y el abogado que lo representó en el diferendo legal.Poco antes habían salido de la entidad bancaria, ubicada en la city posadeña, de donde retiró más de medio millón de pesos.Cuatrocientos mil eran suyos, el resto, aproximadamente 196.000 pesos, correspondía a los honorarios del profesional, según datos preliminares de la investigación.Según pudo averiguar PRIMERA EDICIÓN, el trabajador agrario habría sufrido un accidente laboral y la pérdida de dos dedos.Por esa razón ayer se trasladó a Posadas en colectivo. Junto a su esposa y en el coche del letrado se dirigieron a la entidad financiera. Efectivizaron el dinero y regresaron al domicilio del profesional, situado en la chacra 109; al parecer para cerciorarse de que todo estuviera en orden.Cuando salían del domicilio, subieron al coche del abogado, que estaba estacionado en el acceso al garaje. En ese preciso instante otro vehículo le obstaculizó la salida; descendió un delincuente y encañonó al hombre que estaba al volante.En simultáneo, un cómplice fue por el otro lado, arrebató la mochila que tenía el agricultor con los 400 mil pesos y ambos escaparon a gran velocidad.Las víctimas indicaron a la Policía que los malhechores se dieron a la fuga por calle 111 y hacia Tambor de Tacuarí; aparentemente en un Peugeot 406 oscuro.Fuentes consultadas por este Diario señalaron que el único dinero que les quedó fue, precisamente, el que corresponde a los honorarios del letrado.Las víctimas se dirigieron entonces a la comisaría seccional Sexta, donde pasado el mediodía de ayer continuaban con los detalles de la denuncia.En la causa interviene el Juzgado de Instrucción 6 de Posadas, a cargo del magistrado Ricardo Walter Balor.Si bien no hay datos sólidos en la pesquisa, los investigadores están convencidos de que hubo un entregador. El trabajador rural y su mujer habrían asegurado en sede policial, más allá de su validez jurídica, que ellos no contaron a nadie que viajarían a Posadas para cobrar una cuantiosa suma.Entonces, ¿cómo sabían los asaltantes que tenían dinero y, sobre todo, el domicilio del abogado?Un episodio delictivo complejo, que requerirá de mucha agudeza para resolverlo.Una de las medidas a implementar, seguramente, será el análisis de las llamadas o contactos entre los celulares de los damnificados. La Policía buscaba un Peugeot 406 oscuro y de vidrios polarizados. La Justicia no decidió aún qué pasará con los billetes que se salvaron del accionar de los criminales. Por otra parte, anoche la policía detuvo a un sospechoso, del cual no trascendieron mayores detalles. A cara cubiertaEn una comunicación telefónica el juez Ricardo Balor, quien entiende en la causa, confirmó que los criminales actuaron con capuchas, cubriendo una parte de sus rostros.No se sabe a ciencia cierta si fueron dos o más, porque el Peugeot 406 en que escaparon tenía los vidrios polarizados.Al menos uno estaba armado, presumiblemente con una pistola nueve milímetros.Fue el que encañonó al abogado que estaba al volante del coche.La Policía y el juez trabajaban anoche arduamente para intentar dar con los ladrones. Por ahora, todos son sospechososLa clave para los investigadores es determinar de dónde se filtró la información sobre el cobro del dinero (fecha, hora y lugar) y cómo sabían los criminales el domicilio del abogado.La principal hipótesis es que éstos podrían haber seguido a las víctimas desde el momento en que se retiraron de la entidad bancaria; pero ¿cómo conocían el lugar, hora y fecha del cobro?Para los detectives, hasta anoche, la teoría de menor solidez era la de un empleado bancario infiel.En sede policial, los beneficiarios del dinero habrían asegurado no habérselo contado a nadie. Por eso, la pesquisa comenzó por el entorno del estudio jurídico, pero no es la única pista, en un contexto donde todos asoman como sospechosos por el momento.“Alguien los vendió, sin dudas”, consignó ayer una fuente ligada al rumbo de las averiguaciones.Al parecer, después de estar en la vivienda del letrado, el agricultor y su esposa tenían pensado dirigirse a la terminal de ómnibus de Posadas para regresar a la localidad de Dos de Mayo, de donde serían oriundos.Sin embargo, en minutos, el sueño de la inversión de aquel dinero se desplomó como una pared sin base.Interviene en la causa personal de la comisaría seccional Sexta, con el apoyo de la Dirección de Investigaciones y Delitos Complejos de la Policía de Misiones, concluyó el portavoz de la fuerza de seguridad provincial.Las actuaciones son labradas con conocimiento del Juzgado de Instrucción 6 de Posadas, a cargo del magistrado Ricardo Walter Balor.
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