PUERTO IGUAZÚ. Siete personas sobrevivieron de milagro y una octava desapareció de la superficie del río Paraná, a la altura del paraje Ferreyra de esta ciudad, cuando la precaria embarcación en que intentaban llegar a la costa paraguaya se hundió debido al fuerte oleaje que había en ese momento. En la embarcación viajaban ocho personas, todas de nacionalidad paraguaya, entre ellas una mujer, que salvó su vida por causa divina.Un pescador, que estaba cerca de epicentro de la tragedia, observó lo sucedido y se transformó en héroe al auxiliar y rescatar a cinco de los náufragos, entre ellos la mujer.Dos lograron regresar a la orilla a nado. Lamentablemente, el octavo desapareció.Se trata de un hombre, al igual que los otros tripulantes, de nacionalidad paraguaya pero domiciliado en el barrio Santa Rosa, de Puerto Iguazú.La tragedia se produjo el martes, alrededor de las 18.30, a la altura del paraje Ferreyra, aunque Prefectura Naval Argentina (PNA) tomó conocimiento de la misma una hora después, de acuerdo a lo que ayer trascendió.Lo más insólito aún fue que PNA diera a conocer el episodio recién en la jornada de ayer; como si semejante desgracia careciera de significación.Eso sí, a través del prefecto Luis Alberto Portela, se apuró a aclarar que realiza habituales recorridas en las que se procede, supuestamente, al secuestro de embarcaciones que atraviesan las aguas del Paraná en forma clandestina, lo que asoma poco creíble a la luz de los últimos acontecimientos. Lo cierto es que anoche trabajaba en el rastrillaje del cauce en busca del ciudadano paraguayo que desapareció el martes pasado.La canoa, a remos, había salido desde Argentina y hacia Paraguay con ocho personas. Una versión, que era investigada por los expertos, indicó que el oleaje se habría embravecido por el paso del catamarán que realiza viajes turísticos por los ríos Paraná e Iguazú, lo que habría incidido en el hundimiento de la canoa.Sin embargo, ese no habría sido el factor decisivo para la materialización de la tragedia, sino el exceso de pasajeros y la precariedad de la construcción de la canoa, indicaron las fuentes. Un antecedente terribleEl 26 de agosto de 2006 un remolcador chocó con cuatro balsas, construidas con tacuara de monte, guiadas por dos gomones y una lancha, en que un grupo de soldados participaba de un curso de supervivencia.Sucedió sobre el río Paraná y motivó la desaparición del cabo del Ejército Argentino Gustavo Orlando Villalba, de 26 años, cuyo cuerpo jamás fue encontrado.En aquel entonces, allegados confiaron que el militar era un excelente nadador y que llevaba puesto el chaleco salvavidas, por lo que se mostraron escépticos respecto de la teoría de que se hubiera ahogado. Además, consignaron que el muchacho estaba entrenado.
Discussion about this post