POSADAS. Médicos forenses coincidieron en que la muerte cerebral de Iván Andés Mercol (22) se produjo instantes después de recibir un golpe a la altura de la nuca que le fracturó dos cervicales, es decir, en la misma escena donde lo agredieron: un boliche ubicado sobre la avenida Corrientes de esta capital. Los profesionales lo ratificaron ayer en el Salón de Usos Múltiples del Palacio de Justicia en el marco de la segunda audiencia por el juicio oral y público que se le sigue a Diego Ariel Cantallops Simonetto (29) y Carlos Sebastián Ruiz (30). La primera testigo de la jornada fue Mónica Palacios, quien el día del hecho (domingo 19 de marzo de 2006) era subjefa del Cuerpo Médico Forense de Misiones y estaba de turno para realizar la autopsia. La facultativa relató que, al ser requerida por el juez instructor de la causa, Eduardo D’Orsaneo, se presentó a las 15 de ese día en la clínica privada donde estaba internada la víctima, en terapia intensiva, y que ya “el paciente presentaba muerte neurológica”. El objetivo era determinar si se podía realizar una ablación al joven estudiante de Ciencias Económicas sin perjudicar una posterior autopsia. Finalmente se decidió que las autoridades del Incucai podían proceder sin intervenir del cuello hacia arriba, donde se estableció que tenía las lesiones que le originaron la muerte cerebral.Con respecto a la causa del deceso, Palacios ratificó lo que escribió en su informe: “Desviación del eje natural de la base del cráneo, producto de luxación traumática de primera y segunda vértebra”. Esto, producto de un “fuerte golpe a la altura de la nuca que, de haber existido ingesta alcohólica, encuentra a la víctima con cierta flacidez o falta de reflejos que no le permiten reaccionar para impedir la rotación brusca del cuello”. Además, refirió que por el hematoma se puede conjeturar que el golpe violento, por su impronta, puede haber sido compatible con el torso de una mano, del tamaño de nudillos dorsales”. Seguidamente detalló las lesiones en el rostro y manos y dijo que eran “compatibles con golpes de puño”. De esta manera, y teniendo en cuenta estos detalles, sostuvo dos hipótesis: “La lesión mortal pudo haberse generado por un fuerte golpe frontal o lateral o por un giro brusco del cuello provocado por la presión que se ejerce con el antebrazo, de manera imprevista o violenta”. Aclaró además que “con este tipo de lesión la víctima puede caminar unos pasos y desvanecerse. Una vez que se produce la rotura de un tejido ubicado entre el cerebro y el cerebelo, se desató una hemorragia importante, sufrió un paro cardiorrespiratorio e incluso llegó al hospital Madariaga sin signos vitales, donde lo reanimaron y lo derivaron a una clínica privada”. La presencia de vidrio en la nucaUna de las hipótesis del Ministerio Público Fiscal, a cargo de Yolanda Esther Mazal de Mass, es que la agresión que desembocó en la muerte del joven fue perpetrada en el boliche por los imputados. En ese sentido, le consultó a la médica de guardia que recibió a Iván Mercol en el hospital Madariaga (quien había sido trasladado en la ambulancia de un servicio de emergencias privado y desde la disco de avenida Corrientes) si ratificaba lo que ella declaró en sede judicial -en 2006- respecto a que “detectó la presencia de vidrio en la nuca de la víctima”, tras lo cual la facultativa, Mariel Adriana Haseitel, dijo que “no lo recordaba, en virtud del paso del tiempo”. Un dato no menor, que sirvió de indicio para determinar los dichos de los médicos forenses, lo aportó el paramédico de una empresa privada, Juan Carlos Viana, quien contó que, al llegar al boliche, tras ser requeridos telefónicamente por una emergencia, el paciente “estaba midriático, es decir, con las pupilas dilatadas, y que su estado era grave, muy grave”. Esta definición fue utilizada por la médica de guardia del hospital (Haseitel) y por el doctor de la familia Mercol, cuando declaró ayer con respecto a síntomas referidos a lesiones irreversibles que afectan el cerebro.Frente al Tribunal unipersonal, a cargo del juez César Jiménez, titular del Juzgado Correccional y de Menores 2, también declararon el médico de turno y quien se desempeñaba como jefe de terapia intensiva de la clínica donde Mercol fue internado, Miguel Ángel Chomyn, y el pediatra Manuel Riera, director médico de ese mismo centro, quienes explicaron detalles inherentes al procedimiento con el Incucai para la donación de los órganos. El cuello de FiladelfiaEl cuello de Filadelfia es un aparato ortopédico usado para mantener el cuello y la cabeza en la posición correcta después de una lesión en la médula espinal. Esta posición permite que la espina dorsal (columna vertebral) y sus ligamentos tengan tiempo para recuperarse. También ayuda a sostener los músculos del cuello. Impide que se incline hacia delante o hacia atrás y que gire la cabeza. La estadía en cama puede causar muchas úlceras por presión (escaras), coágulos de sangre y otros problemas de salud. Justamente en este último punto hizo hincapié la defensa de Ruiz, a cargo del letrado Hugo Zapana. No obstante los profesionales médicos que declararon durante la jornada de ayer calificaron de “muy improbable” que la utilización o colocación de dicho artefacto de primeros auxilios tuviera incidencia sobre la causa de muerte de Iván Mercol. Al joven estudiante le colocaron el cuello de Filadelfia cuando fue trasladado desde el boliche donde sufrió la agresión hasta el hospital Ramón Madariaga, según explicó uno de los facultativos que acudió a la escena .
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