POSADAS. El acceso al barrio Latinoamérica, sobre avenida Alicia Moreau de Justo, volvió a llenarse de gente, aunque esta vez no fueron curiosos. Medio centenar de personas marchó ayer para pedir justicia por Mabel González (27) y Yanina Galarza (20) en el mismo lugar donde las dos jóvenes murieron el último sábado en manos de Gonzalo Slámovits (32), quien manejaba alcoholizado y a más de 120 kilómetros por hora en zona urbana.Las veredas aún marcadas por la violencia del vehículo sin control y algunos restos del VW Golf, todavía en la escena, recibieron junto a vecinos a los manifestantes, que iniciaron la caminata minutos después de las 16.15 desde el tanque de agua del barrio San Isidro, ícono de la zona.“Esto no puede quedar así, queremos justicia, sólo eso, nada más”, lanzó Elba Fernández en una suerte de conferencia de prensa que los familiares de las víctimas brindaron una vez en el lugar. La madre de Mabel no soportó el dolor y estalló en lágrimas. Para ella, continuar fue imposible.En carteles y pancartas, vecinos y amigos de las jóvenes dejaron ver sus mensajes. “Basta de locos al volante”, “No más familias sufriendo” o “Queremos justicia para estos hijos sin madre”, fueron sólo algunos. A un costado, algunos de esos chicos que, como rezaba ese cartel, se quedaron sin mamá. Mabel tenía cinco hijos que ahora quedaron con su padre. Yanina tenía una criatura de tres años y era madre soltera. El pequeño ahora está con sus abuelos.“Tiene que haber una nueva ley de tránsito donde se cumpla lo que se dice”, dijo Marcelo Leguizamón (30), con dolor, a PRIMERA EDICIÓN. El exesposo de Mabel, con quien tenía una buena relación, abrió una vez más la polémica que después del hecho volvió a instalarse en la opinión pública de la ciudad y la provincia.“Todos tenemos que pelear por una nueva ley, porque él tiene que pagar por todo lo que hizo, es o era un funcionario nacional y violó una ley por la que un día juró. Si el Estado no tiene la capacidad de arreglar todo esto, estamos perdidos”, dijo Leguizamón, quien ante la pregunta sobre si se atrevería a estar cara a cara con Slámovits, respondió: “Quiero una charla, pedirle una respuesta, pero para solucionar, no para profundizar el conflicto”.El hombre debió abandonar su trabajo en una carpintería de Eldorado y regresar a Posadas para atender a sus hijos. Aseguró que van a continuar con las marchas hasta que se haga justicia y, al respecto, que planean organizar una movilización a la plaza 9 de Julio, en pleno microcentro posadeño, frente a la Gobernación.“No tenemos ninguna respuesta ni contención, ni de él, ni de su familia ni de las autoridades, solamente desde Desarrollo Social vinieron a vernos. Pero nadie nos dice cómo va esto y así, el caso para nosotros está como impune”, sentenció Leguizamón, quien de todas maneras aclaró que “vamos a llegar hasta lo más profundo para que todo esto se esclarezca”.Liliana Rojas, una de las tías de Yanina, coincidió con Leguizamón y aseguró que “nadie se acercó” a su familia ni hubo contención. “Mi hermana tuvo que viajar y hacerse cargo del velorio. Del hombre no sabemos nada, sus familiares tampoco vinieron”, aclaró.La mujer contó que la joven trabajaba en el reciclaje de bolsas y que tenía un hijo de tres años que ahora quedó sin padre ni madre. “Él no entiende nada aún porque es muy chico, pero cómo explicarle el día de mañana todo lo que pasó”, se lamentó. Ella también coincide con un cambio en las leyes y pide una condena para Slámovits: “queremos que esté preso y que nunca más salga a la calle”. Slámovits continúa internado en el Madariaga bajo custodia policialPOSADAS. En las últimas horas Gonzalo Slámovits (32) continuaba internado en el Hospital Escuela de Agudos Ramón Madariaga de Posadas, a la espera de la llegada de especialistas en traumatología.Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, el joven sufrió una lesión dorsolumbar que en principio le provocó una disminución de fuerza de los miembros inferiores. No obstante, aún no se pudo establecer si sufrirá secuelas en el futuro. Slámovits manejaba un VW Golf rojo por la exruta provincial 213 en la madrugada del último sábado cuando perdió el control, subió a la vereda y atropelló a González y Galarza, quienes estaban a punto de subir a un remís.Las pericias confirmaron que conducía a una velocidad de entre 120 y 140 kilómetros por hora. Lo hacía alcoholizado, en razón de que tenía 1,13 gramos de alcohol por litro de sangre, razón por la que está custodiado por la Policía.
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