SAN VICENTE . La orden no se hizo esperar y llegó desde una alta esfera, más precisamente desde un Ministerio provincial. Luego de los trámites y papeleos correspondientes, seis presos -cinco de ellos detenidos por homicidio y el restante por violación- que estaban alojados en la comisaría Segunda de San Vicente fueron trasladados a la Unidad Penal II de Oberá, dependiente del Servicio Penitenciario Provincial. Justamente quien se encuentra tras las rejas por abuso sexual es Ederson Pereira (22), el hijo del intendente de El Soberbio, “Jair” Pereira. Las fuentes señalaron que el motivo de esta medida fue la publicación de PRIMERA EDICIÓN que denunciaba el desesperante grado de hacinamiento que existía en dicha dependencia policial, donde los uniformados convivían día a día con el riesgo de una fuga. No es un dato menor. Ya que en su momento se reflejó que había un total de 65 detenidos en un pabellón con capacidad para 18, una cifra que casi cuadruplicaba la capacidad operativa de la llamada Unidad de Resguardo sanvicentina. De todos los internos, una veintena estaba por homicidio y otros tantos están considerados de máxima peligrosidad. Las cifras fueron dadas a conocer por este diario el pasado sábado y, apenas salieron a la luz, motivaron la orden de traslado de los presos. Con sólo tres policías por guardia encargados de la custodia de los detenidos, las labores cotidianas están cargadas de tensión. El traslado a los juzgados de hasta quince presos por viaje ya de por sí demanda un operativo donde deben colaborar efectivos como refuerzos de otras dependencias de la jurisdicción. En cuanto a alimentación y hasta capacidad de los tanques de agua, también se expuso desde estas páginas una lamentable realidad. Ni los recursos básicos y elementales para la superviviencia están contemplados. Debe ser un llamado de atención a las autoridades gubernamentales, que a todas luces parecen desinvertir en materia de seguridad, ya que no solamente existe superpoblación en la comisaría Segunda de San Vicente. Esto es un reflejo de lo que se vive en otras dependencias y lugares de detención de la provincia. De no haber soluciones a esta problemática, cada comisaría pareciera ser un “polvorín” donde el hacinamiento para los presos y la sobrecarga de trabajo al personal policial pueden generar en cualquier momento algún inconveniente. Y bien es sabido que la superpoblación produce focos de conflictos que pueden desembocar en el “chispazo” que nadie desea. De lujoso despacho a la cocina Tal como adelantó este diario, en la comisaría Segunda de San Vicente se encuentran varios presos que gozan de cierta fama. Uno de ellos es “Coleco” Krysvzuk, exintendente de El Soberbio, investigado por “asociación ilícita”. “Coleco” actualmente se encarga de la cocina, por voluntad propia. Otro de los detenidos conocidos, Ederson Pereira, hijo del intendente actual de esa ciudad, ya no podrá degustar las comidas de Krysvzuk, ya que fue trasladado a la Unidad Penal II de Oberá.
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