POSADAS Y OBERÁ. Carmelo Sanfilippo tenía apenas 16 años. Asistía a clases al tercer año de la Escuela de Comercio obereña. Era uno de los jóvenes misioneros víctimas de la drogadependencia. En su barrio, Villa Kindgreen, no hay vecino que no demuestre preocupación por el avance de “banditas” dedicadas a la venta de estupefacientes a niños y adolescentes. Sin embargo, paralelamente, se lamentan por la nula acción policial para dar pelea a un flagelo que sigue sumando víctimas.“Todos sabemos quiénes son los que venden, pedimos a la policía que intervenga pero no hacen nada”, se quejó un vecino de Kindgreen. “A plena luz del día se negocia con drogas y se ve cómo se drogan” manifestó una mamá. “Ya no sabemos qué hacer, pedimos ayuda”, expresó otro vecino. Reclamos similares se reiteran en cada sector de la comunidad: la zona céntrica, Villa Stemberg, 100 Hectáreas, Caballerizas, Barrio Krause, entre otros barrios, todos comparten la misma realidad.Carmelo, según relataron sus familiares, tuvo durante sus últimos días de vida toda la intención de buscar ayuda, de superar su adicción. Pero se encontró con que Oberá no cuenta con centro de contención para adictos sumado a un “hostigamiento” de sus ex proveedores de drogas. Por ello, hace unos días atrás, decidió terminar con su vida, provocando un profundo dolor entre sus seres queridos y la dura reacción del obispado obereño.“La dolorosa muerte de este joven, víctima del narcotráfico y de las adicciones, constituye una penosa derrota como sociedad obereña, de la cual todos, de una u otra manera, debemos hacernos cargo: los padres de familia, las instituciones educativas, las Iglesias y comunidades religiosas, las autoridades y organismos municipales y las fuerzas de seguridad”, aseguró el obispo Damián Bitar al pedir a las parroquias rezos por el eterno descanso de Carmelo (ver recuadro).Puros anunciosEl Centro de Atención a víctimas de la drogadicción fue anunciado hace varios años por la entonces Vicegobernadora Sandra Gimenez (hoy senadora nacional) y el actual jefe comunal de Oberá Ewaldo Rinfleisch. Suponía un esfuerzo en conjunto entre ambos gobiernos. Incluso -en el marco del anuncio- visitaron la exescuela Fontana, designada como “adecuada” por sus características para constituirse como tal. Más tarde, sin embargo, se confirmó que el Ministerio de Educación, pasó el inmueble a Salud Pública, pero el edificio permanece cerrado, con los deterioros naturales por el paso del tiempo y el abandono. Hasta Eduardo Morales Lezica (hoy vocero del gobernador Closs) en su carácter de legislador provincial, en 2011, presentó ante la Cámara de Representantes un proyecto de declaración de interés provincial del Centro de Rahabilitación y Contención de Adictos, ubicado en Paraje Fontana de la ciudad de Oberá. Todas fueras meras declaraciones, todo quedó ahí, y el centro nunca se abrió.Mientras tanto, la situación es cada vez más preocupante y difícil de abordar por la falta de herramientas. La droga circula en todos los ámbitos sin ninguna resistencia. Las autoridades no se ocupan y las familias no perciben en la mayoría de los casos la presencia del problema en alguno de sus integrantes, sino cuando la adicción se torna incontrolable.Dolor de padresComo los padres de Carmelo, Marta, tiene un hijo adicto. Hace cinco años descubrió que su hijo se drogaba. Después de mucho andar, hace siete meses, logró que su hijo iniciara la rehabilitación en el Centro Manantial. En su sentido testimonio exhortó a la sociedad a abrir los ojos y a las autoridades a abrir el Centro de Rehabilitación en Oberá. “Quiero pedir a la sociedad, a las autoridades que colaboren para que Oberá tenga un centro de ayuda, es muy grave lo que está pasando. Las familias se encuentran solas, no hay un lugar dedicado específicamente, se construyen otras obras y dejan de lado esta necesidad, no conocen a fondo el tema ni la necesidad, sino hace mucho se hubiera hecho algo” manifestó.“Como madre en miles de oportunidades me sentí muy sola, con mucha fuerza luché y estoy luchando por mi hijo. Toqué todas las puertas, nadie me ayudó, pedí por escrito una firma policial para internar a mi hijo, nunca conseguí nada. Hace poco logré llevarlo a Posadas, en dos charlas le hicieron revalorar la vida y a partir de ahí empezamos la rehabilitación”, agregó.En su relato Marta reconoció los penosos momentos que debió atravesar: “mi hijo estuvo detenido, incluso algunas veces fue acusado por causas que no tenía que ver por ser drogadicto. Yo estaba pendiente de él, incluso llegué a acompañarlo a comprar eso, hice cosas insólitas por mi hijo para ayudarlo y desde el desconocimiento, solo el amor y la seguridad de que tenía que sacarlo”. Y reveló: “Los que venden les persiguen, les exigen plata y ellos encuentran la manera, te piden para comprar ropa, algo de comer y resulta que es para la droga, uno debe estar atento todo el tiempo”.“Hace cinco años estoy luchando al lado de mi hijo. Fui a ver a una de las autoridades, porque yo sabía lo que estaba pasando, vivía más la noche que el día atrás de mi hijo. Le dije a esa persona que había muchos adictos y me dijo: `no diga que por uno o dos loquitos que se drogan que está lleno´. Yo sabía porque deambulaba atrás de mi hijo. Veía a chicos cuyos padres dormían tranquilamente y no sabían dónde y qué hacían sus hijos. Resigné mi vida por la de mi hijo. Es fundamental lo que podamos hacer como familia. Le dije a una mamá lo que pasaba con su hijo porque yo lo ví y esa familia dejó de saludarme. Es muy difícil pero debemos luchar”, propuso la valiente madre.“Ahora veo cada vez más chicos y me da mucha tristeza porque no hay ayuda. Es una enfermedad gravísima, peor que cualquiera. Ya no hay forma de parar si no se tiene personas capacitadas y un lugar adecuado para rehabilitar”, aseguró Marta a este Diario. Advertencia de la Iglesia“Si no tomamos en serio este flagelo, si no fortalecemos la unidad de la familia y los valores humanos; si no se pone en marcha un concreto trabajo para detener y aplicar la fuerza de la ley a quienes corrompen a nuestros niños y jóvenes, quedaremos atrapados en las redes de los ‘mercaderes de la muerte’, de lo cual será muy costoso y doloroso salir”. La advertencia partió de la
diócesis de Oberá, a cargo de monseñor Damián Bitar.Convocó a los sacerdotes y fieles de la ciudad a rezar por el descanso eterno de Carmelo Sanfilippo, cuya muerte provocó gran conmoción en la ciudad. Enterado de la situación, el obispo pidió que en las parroquias San Antonio, San Pantaleón y Cristo Rey y Santa Teresita se ofrezcan las misas por el descanso del joven y la fortaleza de sus familiares. El obispo obereño también consideró que la muerte de este joven, víctima del narcotráfico y de las adicciones, “constituye una penosa derrota como sociedad de la cual todos, de una manera u otra, debemos hacernos cargo” del problema de las drogas. El rol de las Iglesias de Oberá ante la drogadicciónLa ciudad de Oberá se caracteriza por tener más de cincuenta iglesias, por lo que asumiendo un rol social comprometido, la problemática de la drogadicción debería tener en ese espacio un lugar de ayuda y contención.Según la responsable de Cultos de la municipalidad, Mirta Hartfield “la mayoría de las iglesias están involucradas en la problemática. Desarrollan un trabajo de contención y ayuda a las familias de adictos con diversas actividades. Como ser asistencia profesional, charlas, respaldo económico, entre otras”.En ese sentido, están programadas una serie de charlas abiertas a la comunidad. “El 28 de este mes habrá una charla sobre bulling en la Casa del Bicentenario. El 7 de mayo durante todo el día trataremos el tema adicciones. Va a estar presente el equipo de prevención de la provincia, a las 10, en Casa de Cultura. Vamos a convocar a referentes comunitarios, integrantes de las fuerzas de seguridad, a la gente de salud, a todos los sectores. El objetivo es capacitarnos, para que podamos actuar sobre el problema. Por eso insistimos que es abierto a toda la comunidad y a las 17 en Casa del Bicentenario estará la subsecretaria de Prevención de Adicciones y Control de Drogas, Licenciada Mariela Aguirre, brindando una charla abierta sobre el tema” detalló Hartfield. “Queremos que los padres sepan que no están solos, que se acerquen, tenemos que ocuparnos entre todos. Nosotros estamos para eso. Las Iglesias tienen equipos para trabajar en la ayuda de este tema tan preocupante”, dijo.Propuesta de emergenciaRespecto al proyecto del “Centro para rehabilitación de adolescentes consumidores de sustancias tóxicas”, que elaboró el municipio en la exescuela Fontana, la Dirección de Niñez, Familia y Prevención de Adicciones, a cargo de Margarita Kluge, junto al área de Salud, Cultos, fuerzas de seguridad, justicia, diseñaron la nueva herramienta en base a recursos humanos y en función a un recurso edilicio que pondría el municipio. “Como ese proyecto quedó, no se avanzó, nosotros por una cuestión de necesidad de mucha necesidad, armamos esto con toda la gente preocupada por la temática, presentamos como una alternativa de inmediata aplicación. Pensamos entre todas las organizaciones que podemos hacer algo por el tema que nos preocupa” explicó Kluge. “Nosotros soñamos en que sea un gran centro, pero por ahora el tema es empezar a trabajar con más fuerza. Desde el área de prevención tenemos mucha demanda en escuelas, barrios y las consultas son constantes. El Centro Manantial en Posadas, trabaja muy bien, pero debemos desarraigar al chico, empieza como tratamiento ambulatorio y deben ser llevados dos veces por semanas al menos. Las familias a veces no están preparados y ahí sentimos el fracaso. Hasta que se cuente con el edificio la idea es trabajar con el recurso humano existente” agregó.
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