POSADAS. 101 días. Ese fue el tiempo que Stefania Vier, la joven montecarlense de 21 años esperó el corazón que le ayude a vivir una vida nueva. 101 días estuvo internada en la Fundación Favaloro y, todo ese tiempo, fue parte de la lista de emergencia nacional de transplantes del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablaciones e Implantes (Incucai) para que el primer corazón que apareciera fuera para ella. Todas las plegarias y cadenas de oración fueron respondidas, porque ese corazón apareció y Stefy pudo ser operada. La noticia llegó el martes alrededor de las 19.30, cuando Stefy y su madre se enteraron que se realizaría un operativo y que había aparecido un donante con un órgano con las características que ella necesitaba. “Trataron de mantener la calma y no emocionarse demasiado por lo que había pasado el 21 de marzo, cuando llegó un corazón que resultó no ser compatible”, aseguró a PRIMERA EDICIÓN Alfredo Friedrich, padrastro de Stefy. Pasa que en marzo pasado, había aparecido un corazón que despertó la emoción de Stefy y sus familiares, pero la operación no pudo realizarse porque el corazón no estaba en condiciones. Con ese antecedente, prefirieron mantener la calma y esperar.Alrededor de las 22 del mismo martes, médicos de la Fundación le avisaron que se realizaría la ablación y que, de no mediar inconvenientes, a media noche ingresaría a quirófano. “Estábamos felices, llorábamos de alegría, hasta los médicos y enfermeros lloraban. Fue ella misma quien les dijo ‘quédense tranquilos que yo voy a estar bien’”, contó el padrastro. Por su parte, su mamá Claudia Acosta, aseguró que la primera frase que le dijo Stefy cuando supo de la posibilidad fue “mamá, voy a vivir” y que en medio de la alegría por la noticia, la muchacha se tomó un tiempo para pedir por la familia que había perdido a un ser querido. La operaciónLos médicos la llevaron a quirófano alrededor de las 1,45 y la intervención comenzó a las 3 de la mañana. “Antes de la operación el médico ablacionista se acercó a informarle que la operación era de alta complejidad, que sería muy larga -duró alrededor de doce horas- y que, debido a sus tres operaciones anteriores, no iba a ser fácil. Pasa que intervenir un cuerpo virgen es mucho más fácil que uno que ya sufrió cirugías, los médicos tienen que estar muy atentos. Stefi aceptó y entendió. Se quebró cuando el médico le dijo ‘yo estoy acá para ayudarte a vivir’”, relató su mamá.Alrededor de doce médicos fueron los responsables de llevar adelante la intervención que finalizó cerca de las 15.30. Luego, Stefy fue derivada a terapia intensiva donde permanecía en coma inducido a la espera de su evolución. “Fue una cirugía muy difícil debido a las intervenciones que ella tuvo anteriormente, pero sin problemas inesperados”, manifestaron desde su entorno. Por pedido expreso de Stefy, su corazón fue donado a patología para que especialistas puedan estudiar en profundidad su cardiopatía. Ahora queda esperar por su recuperación, que no será fácil pero Stefy sabe cómo pelearla. Una vida de luchas Al nacer, los médicos le diagnosticaron a Stefy insuficiencia cardiopática por disfunción ventricular, porque nació con las dos aurículas comunicadas y un sólo ventrículo. A los diez días de vida fue sometida a la primera cirugía paliativa, la segunda fue a los 17 meses, y a los 6 años le implantaron una válvula de un donante. En octubre último se realizó una resonancia en Buenos Aires y los médicos le informaron que la válvula que le implantaron a los 6 años comenzaba a desprenderse. Le recomendaron medicación y nuevamente retomó sus estudios terciarios y su rutina habitual, pero la situación empeoró. Ayer recibió el trasplante de corazón y, si bien falta, el paso más importante ya se dio.
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