POSADAS. Tres de cada diez argentinos son fumadores. “El hábito está muy instalado. El cigarrillo es la primera causa de muerte evitable en el mundo”, sostuvo en una entrevista con PRIMERA EDICIÓN la doctora Guadalupe Pallotta, oncóloga clínica consultora del Hospital Italiano de Buenos Aires y presidenta de la Fundación Tiempo de Vivir, quien visitó Misiones para brindar charlas en el marco del Día Mundial Sin Tabaco, que se conmemorará el domingo.Las cifras son contundentes: en 50 años (entre 1950 y 2000) en todo el mundo las enfermedades causadas por el cigarrillo -cáncer, enfermedades cardiovasculares, Epoc, entre otras- causaron la muerte de 600 millones de personas. Es decir, quince veces la población de la Argentina.Esta información fue la que Pallotta compartió con los alumnos y la comunidad educativa del Instituto Adventista “Mariano Moreno” de Posadas y en otras charlas ofrecidas en esta ciudad y en Leandro N. Alem.“No es sencillo lograr que los jóvenes comprendan los riesgos que tae el consumo del cigarrillo, precisamente porque ellos aún no tiene noción del peligro, y además porque el daño que causa el cigarrillo es a largo plazo, como una sumatoria que depende de muchos factores”, resaltó. Para ejemplificar la toxicidad de esta droga, señaló que “si una persona come un cigarrillo, se puede morir de una intoxicación nicotínica”. Si bien los daños por lo general son a largo plazo, indicó que ya en los jóvenes pueden aparecer muchos más episodios de afecciones respiratorias, porque “la aspiración del humo paraliza el sistema de defensas de la tráquea y entonces las bacterias que ingresan no se llegan a expulsar e ingresan a los pulmones provocando infecciones”.Adolescentes en la mira“El 80% de las personas probó alguna vez el cigarrillo. Los varones inician a los once años. Y en la franja de catorce años, las que más fuman son las adolescentes mujeres”, señaló la especialista. “Si bien el que hayan probado no quiere decir que vayan a ser fumadores, es una puerta al vicio, porque si llegan a los 18 años fumando, muy probablemente van a ser fumadores”, agregó.Estas experimentaciones se dan “en una etapa de la vida en la que están madurando su personalidad, definiendo su identidad, están muy pendientes de la imagen y de la aceptación del grupo, y en eso el cigarrillo es mostrado por la publicidad como un signo de ser adulto, atractivo”, recalcó Pallotta. Los jóvenes son un nicho de mercado buscado por la industria tabacalera. Así de sencillo. ¿Por qué? Porque esta adicción tiene una particularidad: quien lo consume lo hace de modo fijo durante toda su vida. Es decir, si una persona fuma dos atados diarios, mantiene esa cantidad día a día toda su vida, no la aumenta. Entonces, para poder aumentar las ventas, la industria debe aumentar la cantidad de consumidores.El rol de los padresEn estos acercamientos de los jóvenes al cigarrillo “tiene mucho que ver la actitud de los padres, si son permisivos, si son fumadores. Parecen cosas de perogrullo, pero el tabaquismo es un hábito muy nocivo que hay que tratar de desterrar. Es muy importante que la madre no fume, porque si fuma, muy probablemente sus hijos van a ser fumadores”, advirtió Pallotta. El humo del cigarrillo en las mujeres también cambia la calidad de los embriones, pueden producir alteraciones en el embarazo y el parto. Son niños de bajo peso. “Si (la madre) deja de fumar, está menos expuesta. Siempre la cesación es buena”, recalcó.Desequilibrio a nivel sanitarioEn cuanto a los costos que generan las enfermedades del cigarrillo a la salud pública, Pallotta indicó que “el gasto que hace el Estado para atender a estos pacientes -cirugías, radio y quimioterapia, internación, medicación, etcétera- es mucho más alto que lo que ingresa por el impuesto al tabaco”.Lo paradójico es que en Estados Unidos ya han advertido estos daños a la salud y los altos costos sanitarios, pero pese a eso siguen exportando el “hombre Marlboro” a todo el mundo y, poco a poco, estas multinacionales fueron buscando la vuelta para superar todas las políticas sanitarias: le colocaron el filtro, a modo de respuesta a las advertencias y reclamos de organizaciones de salud, pero a la vez alargaron el producto, que pasó de siete centímetros a diez o doce.“Además, invierten grandes cantidades de dinero destinadas a la investigación, le incorporan aditivos”, dijo Pallotta.Veneno en pequeñas cuotasLa acción nociva del cigarrillo tiene dos componentes: la nicotina y la combustión.“La nicotina es la que produce la adicción. Es estimulante del sistema nervioso central, que todos la tenemos naturalmente. Cuando uno consume tabaco, los receptores de nicotina se excitan y entonces aumenta la memoria, estás alegre, más concentrado. Pero eso es pasajero y necesitás otra dosis. Así se desarrolla el hábito, porque se necesita fumar para volver a tener esa sensación”, explicó la doctora.“La combustión es distinta en el cigarrillo que en la pipa. En la punta del cigarrillo se generan más de mil grados centígrados y se desarrollan más de 600 sustancias carcinógenas, entre ellas el alquitrán”, detalló.Esas partículas altamente tóxicas van más al aire, entonces el no fumador o fumador pasivo respira más sustancias tóxicas que el fumador.En esto Pallotta destacó el gran cambio que han generado las normativas de espacios libres de humo, porque evitan que miles de personas no fumadoras estén expuestas a respirar ese humo. Resta que las familias tomen conciencia y eviten fumar dentro de sus casas y frente a sus hijos. Si se fuma a distancias menores a tres metros, los niños respiran el aire intoxicado, lo que les puede generar dolores de cabeza, asma y bronquitis a temprana edad.
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