ELDORADO. Diez días. Ese fue el tiempo en que la Escuela 745 de esta ciudad estuvo cerrada. Ese fue el tiempo en que sus alumnos no tuvieron clases porque ningún funcionario se acercó a saber qué ocurría y a brindar una solución rápida y efectiva para los padres, alumnos y docentes que se encontraban sentados todos los días afuera de la escuela cerrada con candado. Recién después de diez días se realizó un acercamiento que logró destrabar el conflicto y los alumnos volvieron a dar clases.Todo se inició el martes 26 de mayo, cuando cuatro maestras decidieron encadenarse a la escuela porque consideraban injusta una sanción por no cumplir su viejo horario de ocho horas y media, correspondiente al doble turno, pese a que la escuela pasó a ser de jornada extendida y los chicos se iban a su casa tras siete horas en el colegio. “Nos aplicaron una sanción de cinco días y nos descontarán porque el Consejo General de Educación (CGE) no hizo el nomenclador que corresponde. Ese no es nuestro problema. Una vez que los chicos se van a su casa, las maestras también tenemos que irnos, qué quieren que nos quedemos a hacer”, se preguntó Mirta Espínola, una de las docentes sancionadas. La sanción fue por una cuestión burocrática. Cuando decidieron manifestarse, comenzaron a salir a la luz otras problemáticas, como el caso de las cocineras, que trabajan por el plato de comida. “No nos pagan, cobramos un fondo de desempleo de 225 pesos por mes. Comemos la comida que sobra en la escuela”, le había asegurado Mari Coni, una de las cocineras a PRIMERA EDICIÓN. Además, las cuestiones edilicias. “Nos prometieron mejoras en el edificio, iban a hacer un tinglado para el playón deportivo, más dos aulas y un comedor, porque los chicos dan clases en el Sum (Salón de Usos Múltiples) y comen en el lugar donde les agarra la hora del almuerzo”, había relatado Espínola. Este combo fue el que determinó la decisión de los padres de tomar la escuela. El miércoles 27 llegaron y la escuela tenía un candado, que se mantuvo hasta el lunes.Para hacerse verDos días después de desatado el conflicto, se reunieron con representantes del CGE para alcanzar una solución. Todo iba bien, habían reconocido que la sanción era injusta porque “la obligación termina con lo pedagógico” y, antes de tratar el problema con las cocineras, desde el CGE decidieron dar marcha atrás y el diálogo se terminó. Ante este revés, la comunidad educativa decidió salir a las calles de Eldorado para visibilizar el conflicto. Aún así, ninguna autoridad competente se acercó. La solución, el lunes pasadoTras varios días de protesta, recibieron la noticia de que Alberto Galarza, jefe de gabinete educativo del Consejo, vendría para negociar. El primer intento fue separarlos. Querían llevar a negociar a las docentes por un lado y a las cocineras por otro. Los padres se negaron rotundamente y se decidió mantener la reunión en una mesa afuera de la escuela. “Buscaron fragmentarnos y separarnos, ante la negativa de los padres, negociamos en la calle”, explicaron las docentes. Desde el CGE insistieron en que las cocineras debían hacerse monotributistas y cobrar así un sueldo de tres mil pesos. Tanto ellas como los padres se negaron. Ante la falta de salida, se llamó a un cuarto intermedio y a su regreso, Jorge López, secretario de gobierno local, les ofreció un subsidio de 4500 pesos desde la municipalidad. Aceptaron, pero con la condición de que se retroactivo a marzo y la promesa de que dentro de 60 días, el CGE les haría el contrato que se corresponde con su función. Como los padres advirtieron que no iba a abrir la escuela hasta tanto no se solucionara la sanción a las maestras, debieron incluir eso en la negociación. Recién pasada las 19.30 del lunes les levantaron la sanción con la promesa de no descontarles los días. Con el acta – acuerdo en sus manos, se abrió la escuela. El 9 de junio no hubo clases por el paro convocado a nivel nacional, pero el miércoles volvió la rutina normal. … Pero todavía faltaDentro del acta firmada no se especificó nada con respecto a las cuestiones edilicias, otro de los reclamos de los padres. Pasa que los chicos dan clases en el Salón de Usos Múltiples a falta de aulas y los baños no tienen agua, además de que hay cables eléctricos al alcance los alumnos. De algunos arreglos menores se iba a encargar la Municipalidad, pero hasta el miércoles al mediodía no había llegado nadie. “Este reclamo de los padres quedó afuera del acuerdo, y son problemas que todavía tenemos”, explicaron los docentes. Entre los principales problemas están paredes rajadas, techos caídos, cables eléctricos a la vista y alcance los chicos, en el baño deben tirar agua con un tarro porque no andan las cadenas y siguen sin haber aulas suficientes para todos. “Hay que ver si cumplen con lo que dijeron que haría la Municipalidad”.
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