Angustia. Temor. Dolor. Sufrimiento. Todo eso confluyó en Puerto Rico durante la noche del último lunes, cuando tres delincuentes armados y encapuchados asaltaron a una mujer, propietaria junto a su marido de una conocida ferretería de la zona. La víctima vivió el horror en carne propia: los ladrones le pusieron el cañón de un arma de fuego en la boca, la golpearon ferozmente y maniataron para llevarse alrededor de 200 mil pesos en efectivo."Es la primera vez que nos sucede algo así, somos la tercera generación al frente de la empresa, que arrancó en 1972. ¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo seguimos?”, dijo aún consternado a PRIMERA?EDICIÓN el propietario de "Ferretería Avenida" y presidente de la Cámara de Comercio de Puerto Rico,?Luis Steffen (56), todavía inmerso en la pesadilla que vivió su esposa.El episodio tuvo lugar en la vivienda de la familia y en el comercio, ubicado al lado. Ambos están emplazados en la intersección de avenida Córdoba y calle Facundo Quiroga, en la zona céntrica de Puerto Rico."Yo salí a eso de las 20.10 porque tenía una reunión en la Cámara de Comercio. Vi que había un auto blanco enfrente de casa, me llamó la atención pero imaginé que era visita de una vecina. A eso de las 21.12 me llaman desde la empresa de seguridad privada para decirme que alguien había desactivado la alarma. Fuimos con mi hijo y nos encontramos con esto", reveló Steffen a este matutino.El comerciante se topó con que la casa estaba totalmente abierta y el predio, a oscuras. Apenas había luz en la oficina de la ferretería, emplazada en el primer piso. Ante la sospecha de que había ocurrido algo grave, llamaron a la Policía."La patrulla vino rápido, tardó 3 o 4 minutos y entraron. Ahí se encontraron con que mi mujer estaba maniatada de pies y manos, boca abajo, en la administración", contó el empresario. Recién entonces surgieron precisiones sobre lo ocurrido. "Ahí ella contó que eran tres hombres encapuchados que la sorprendieron cuando llegaba. Tenían acento porteño y uno estaba armado. La amenazaban constantemente y querían plata. Hasta le pusieron el caño en la boca", aseguró Steffen, quien reiteró además las duras amenazas de los delincuentes: "Abrí o te hacemos boleta" o "sos linda pero te vamos a matar igual, tenemos la orden de liquidarte si no está la plata" fueron algunas de las frases de terror que debió soportar la víctima.Sin más opciones, la mujer llevó a los ladrones hasta las oficinas de la ferretería, donde se encuentra la caja fuerte de la empresa. "Allí había un monto que a ellos les pareció poco. Entonces siguieron buscando hasta que dieron con un maletín que estaba con el dinero, preparado para llevar hoy al banco. Recién con eso se conformaron y se fueron", indicó Steffen.El hombre se mostró preocupado por el episodio e indicó que aún están angustiados junto a su familia por lo ocurrido. "Esta es la primera vez que nos pasa algo así. De nuestra empresa viven 60 familias y la gente quiere seguir trabajando. Nosotros nos preguntamos qué vamos a hacer ahora de noche, qué precauciones tendremos que tomar. No sabemos qué hacer", argumentó.El martes, al cierre de esta edición, efectivos de la Unidad Regional IV de la Policía provincial junto a sus pares de la comisaría local continuaban con la búsqueda de los sospechosos. De ellos sólo se sabe que tenían ojos oscuros, acento lugareño y se movilizaban en un automóvil blanco que sería de la marca Peugeot."Ella está fuera de peligro"Junto con la pesadilla, marca que quedará para siempre en la memoria de la víctima, los ladrones también le provocaron lesiones físicas a la esposa de Steffen. Sin embargo, pese a que continuaba internada en una clínica de la zona, afortunadamente se encontraba fuera de peligro."Ella está fuera de peligro. Estaba bajo estudio un ojo y algunas radiografías, pero está fuera de peligro", le dijo el comerciante a PRIMERA EDICIÓN vía telefónica, a la espera de la recuperación de la paciente.De la declaración de la mujer, se pudo establecer que fue atacada a golpes de puño y también a "culatazos" con el arma de fuego. "Es algo que no se lo deseamos a nadie, le ponían el cañón del arma de fuego en la boca y la amenazaban, la golpearon a culatazos y piñas, hasta dijeron que iban a ir por nuestros hijos. Al final les pedía por favor que se vayan, porque sabía que alguien iba a venir a la casa y podía pasar algo peor", sostuvo Steffen, todavía conmovido por lo que sucedió bajo su propio techo.
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