En un allanamiento realizado a última hora del lunes en un abasto de Oberá, un hombre fue demorado en el marco de la causa que investiga el terrible crimen que conmociona desde fines de la semana pasada a Leandro N. Alem, cuando un cuerpo apareció totalmente calcinado en el interior de un vehículo abandonado.
El demorado el lunes por la noche es una persona que intentó esconder una notebook durante el operativo policial, lo que despertó las sospechas de los efectivos y derivó en que la jueza Selva Raquel Zuetta ordenara su aprehensión en averiguación de antecedentes.
No hay confirmaciones, pero son varias las pistas que llevan a pensar a los investigadores que la víctima no es otra que el preventista bonaerense Nicolás D’Amico (35), del que no se tienen más rastros desde la noche del último viernes, justamente horas antes de que el auto que conducía apareciera incinerado con restos humanos calcinados en el baúl.
Por eso, el lunes las autoridades decidieron profundizar sobre esa teoría y comenzaron a analizar los últimos movimientos comerciales del desaparecido, quien se dedicaba a la preventa y posterior cobranza para una empresa de carnes radicada en la ciudad de Lobos, en el centroeste de la provincia de Buenos Aires, a unos 100 kilómetros de Capital Federal.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, D’Amico trabajaba para dicha firma desde hace varios años. Luego de vivir un largo período en Misiones por dicha cuestión, regresó a Buenos Aires. Sin embargo, hace unos seis meses volvió a radicarse en Leandro N. Alem, justamente en la casa que el sábado fue allanada por las autoridades.
Sobre el modo en que aparecieron los restos mortales aún no identificados es que los investigadores se inclinan por un “ajuste mafioso”. Por eso, si es que se trata de D’Amico, tratan de establecer cuáles fueron sus últimos movimientos.
Los mismos estarían vinculados a una serie de cobros por mercadería que realizó durante la semana pasada. En esos movimientos está puesta ahora la lupa de los investigadores de la Dirección de Homicidios de la Policía provincial y de la Saic.
Los detectives quieren saber si quizás existieron diferencias entre el preventista y potenciales clientes, o alguna cuestión que haya acabado con una enemistad manifiesta. No hay nada y todo forma parte del universo de teorías que se teje en el seno de la pesquisa que encabeza la magistrada Selva Raquel Zuetta, titular del Juzgado de Instrucción 5 de Alem. Relacionado con todo eso es que este diario pudo saber algunos datos que hablan de los últimos movimientos que se conocen de D’Amico.
Por ejemplo, trascendió que el VW Bora que manejaba -que sería propiedad de la empresa para la que trabajaba, aunque contaba con una cédula azul, elemento que sustenta que él es la víctima- cuenta con un sistema de rastreo satelital que ubica por última vez al automóvil en la tarde del sábado en el casco urbano de Alem. Por otra parte, consta también por versión de familiares -que desde ese día intentan comunicarse sin éxito- que la última conexión en el servicio de mensajería instantánea “Whatsapp” es del último viernes a las 20, es decir, tres horas antes de que se produzca el hallazgo del automóvil con el cadáver.
El descubrimiento fue a las 23 de ese día sobre un camino vecinal terrado que conduce a Colonia El Chatón. Sobre esa picada y a unos 1.500 metros de la ruta nacional 14 un colono de la zona encontró el VW Bora en llamas. Enseguida arribaron a la escena las autoridades, quienes hallaron un cuerpo carbonizado en el baúl del vehículo incinerado. Tras establecer que era D’Amico, los investigadores fueron hasta la casa del preventista y allí encontraron 20 mil pesos, algunos gramos de marihuana y municiones.
El lugar estaba cerrado y no había accesos forzados. Si bien por el momento las autoridades no descartan nada, en virtud del salvajismo con el que atacaron los homicidas se sospecha de un presunto ajuste de cuentas de tinte mafioso.