Las declaraciones se refieren en particular al impacto ambiental negativo de los grandes emprendimientos mineros que operan en el país, en San Juan y La Rioja y otras provincias, y remiten a la encíclica del papa Francisco Laudato si, "sobre el cuidado de la casa común", un verdadero alegato en favor de una toma de conciencia de los líderes gubernamentales respecto a la crisis ecológica global.El propio pontífice designó al obispo de La Rioja, monseñor Marcelo Colombo, para que se ocupe de los reclamos de los vecinos de Famatina contra la mina de la empresa minera salteña Midais en la localidad de Angulos, logrando que el gobierno riojano reaccione y anuncie la revocación del permiso a la empresa. Monseñor Colombo instruyó a los obispos reunidos en Pilar también sobre la crítica situación existente en la zona de impacto del derrame de cianuro de la minera Barrick Gold, un accidente que se produjo a principios de septiembre pasado y que provoca hasta hoy fuertes protestas de la población, de Iglesia y Jáchal, en San Juan. El obispo Colombo se apoyó en la encíclica papal para resolver la situación en Famatina aplicando la premisa de que la instalación de un proyecto minero debe contar con un previo "consenso social" que evite los enfrentamientos y hechos de violencia que se producen a causa de la forma inconsulta en que actúan, usualmente, las autoridades.Pese a que la asamblea plenaria del Episcopado no entregaría un documento final, sí lo haría en el caso de la minería, urgida por el creciente malestar de los vecinos y la negativa al diálogo del Gobierno sanjuanino.
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