El futuro ministro de Energía en el gobierno de Mauricio Macri, Juan José Aranguren, manifestó su disconformidad con los subsidios a la energía eléctrica, una política del Gobierno saliente que se inició como recurso ligado a la salida de la crisis de 2001, pero finalmente derivó en fuertes asimetrías y distorsiones.Aranguren cuestionó que "en un país que se dice federal" la tarifa en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano sea siete veces más baja que la que se paga en muchas provincias, entre ellas Río Negro, La Pampa o Córdoba. "Ese tipo de distorsiones van en contra de un desarrollo sustentable de la economía", criticó.La Nación subsidia a todo el país los costos de generación y transporte; por lo cual la diferencia tarifaria surge del costo que se atribuye, en cada distrito, al Valor Agregado de Distribución (VAD), dentro del cual se incluyen los costos locales de mantenimiento, distribución, y otros, rubro que por decisión de la Nación, que regula los precios en la región metropolitana, no se actualizaron en los últimos años en la misma.Esta diferenciación en los subsidios no solamente acentúa el desarrollo desigual de las distintas regiones del país, sino que por el crecimiento que mostró en los últimos años, opera hoy como una bomba de tiempo para la marcha de la economía en general. Según la consultora Econométrica en octubre pasado los subsidios totalizaron cerca de 145.300 millones de pesos, de los cuales 106. 600 millones fueron al sector energético. En 2011 los subsidios a la energía y el transporte alcanzaban a 100.000 millones, en tanto que en 2010, sumaban cerca de 66.000 millones de pesos.Las subas remiten al peso del componente inflacionario irresuelto en la economía, tanto como a la dificultad de una quita en un contexto de precios que afectan a las economías familiares. La necesidad de retirar los subsidios no está en discusión, pero es claro que en este contexto, no basta una medida aislada, sino que se requiere avanzar en una resolución justa y equilibrada.
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