Auspicioso, esperanzador, halagüeño y prometedor pueden ser sinónimos de las primeras acciones ligadas al diálogo político, que el nuevo gobierno nacional encaró en las iniciales horas de mandato de Mauricio Macri.Primero con quienes fueron sus contrincantes electorales, que a pesar de haber caído en la chicana y hasta la agresión, se priorizó el intercambio de propuestas, ideas y proyectos comunes que se pretenden apoyar a partir del cambio de gobierno nacional. Luego, fueron los 24 gobernadores (aun con Alicia Kirchner que primero rechazó la participación) para buscar un consenso capaz de trabajar en temas comunes, especialmente la coparticipación federal tras un gobierno kirchnerista que se quedaba con un porcentaje mayor al establecido por las normas pero que los gobernadores -como Maurice Closs- no criticaban a cambio de aportes del Tesoro Nacional millonarios, de los que podían hacer uso discrecional sin repartir a los municipios.Se abre, al parecer, un tiempo de diálogo sin mezquindades políticas que tal vez dure hasta la próxima campaña electoral, dentro de dos años. Mientras sea con códigos dirigidos a formular, poner en marcha y sostener en el tiempo verdaderas políticas de Estado en temas sensibles como la lucha contra la corrupción, el narcotráfico, el fortalecimiento de la educación, la generación de puestos de trabajo dignos que reemplacen al mero asistencialismo, el pago de un haber superador a los jubilados que dieron tantos años de aporte a la Anses sin recibir una jubilación digna.Si la idea del diálogo prende en provincias como la de Misiones, es de esperar que Hugo Passalacqua no reciba una sola vez solo y para la foto como hizo su antecesor Closs, a los partidos de oposición, a los representantes de los trabajadores, a los verdaderos representantes del comercio y la producción que sostienen miles y miles de empleos privados y no a confederaciones y cámaras interesadas solamente en sacar tajada de contrataciones públicas; lejos de la preocupación mayoritaria por la presión fiscal, los incentivos para la inversión y el desarrollo, la baja de los costos laborales y un precio y prestación mejor de los servicios públicos como la energía eléctrica.Lo mismo se espera que suceda en los ministerios provinciales, donde el diálogo no se concrete sólo con los que comulgan ideológica y partidariamente igual que la renovación como se han manejado ministros salientes del clossismo que dejaron mucho que desear en su gestión.Bienvenido el diálogo, bienvenida una etapa de construcción por el bien de los misioneros y de los argentinos en general.
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