Hallar en Internet alguna noticia sobre la desaparición del remisero misionero Walter De Melo -tenía 27 años cuando desapareció- es como hallar una aguja en un pajar. Junto con los archivos de PRIMERA?EDICIÓN aparece una nota breve del diario Clarín.?Y nada más. Salvo esa excepción en el medio de tirada nacional, poco y nada se sabe del trabajador del volante a nivel país e incluso en la provincia. Sólo en Bernardo de Irigoyen, de donde era oriundo, quizás algún vecino repare en que hoy se cumplen cuatro años sin datos del joven. La frontera conserva bien guardados sus misterios.Lentamente, con el paso del tiempo, el caso De Melo quedó en el olvido, también en buena parte porque sus familiares aparentemente decidieron dejar todo atrás y se alejaron de Misiones. Pero la causa aún resuena entre un puñado de investigadores que aún no logra conciliar el sueño. Hay muchas preguntas, pero una sola respuesta.El último viajeDe Melo fue visto por última vez alrededor de las 22 del lunes 26 de diciembre de 2011, hace exactamente cuatro años. Desde entonces, saber qué fue lo que le pasó se ha transformado en un misterio irresuelto que con el paso del tiempo se convirtió en leyenda.Antes de salir, el joven le había dicho a su madre que debía cumplir con un viaje hacia Dionisio Cerqueira, la ciudad brasilera “hermanada” a Irigoyen, allí donde la frontera es una cuestión meramente administrativa.De Melo no volvió a aparecer jamás. Y el único rastro que se tuvo en la investigación fue el hallazgo del automóvil VW?Gol Country gris que manejaba -conocido en Brasil como VW?Parati-, que apareció ocho días después de aquel lado, cerca de la aduana de camiones. “El hallazgo ocurrió cerca de las 9.50. El vehículo estaba estacionado a un costado de la ruta BR-163. En su interior fueron halladas 20 cajas con 2.390 frascos de lanza-perfume y documentos de un ciudadano argentino, identificado como W.D.M. (…)”, dio a conocer el martes 3 de enero de 2012 la Policía Militar del país vecino.?A pocos metros del rodado hallaron manchas de color escarlata.Desde entonces, muchos ligaron el caso a los “lazos comerciales” ilegales que afloran en la frontera seca, particular espacio en el que las economías de los dos países “se tocan con las manos”. Basaron esa teoría en los productos hallados en el rodado secuestrado, los frascos de “lanza-perfume”, legales en Argentina pero prohibidos en Brasil desde hace años.El popular “lanza-perfume” no es más que un aromatizador de ambientes envasado en un tubo de vidrio bastante fino y de unos quince centímetros de largo, que viene con una válvula que permite esparcir el producto por vía aérea.El producto fue muy utilizado y se masificó tras los carnavales de Río de Janeiro, hacia 1906. Sin embargo, en poco tiempo comenzó a ser utilizado como droga, ya que el líquido está conformado por éter, cloroformo y cloruro de etilo.El “boom” fue en crecimiento hasta que en 1961 las autoridades del país vecino lo prohibieron y catalogaron como una droga inhalante y peligrosa. El producto es legal y se vende en cualquier supermercado de Argentina y Paraguay.Desde entonces, muchos vincularon la desaparición de De Melo con las redes del contrabando que afloran en la frontera seca, aunque sin pruebas certeras más que las de aquel hallazgo. El caso sigue inmerso en un mar de dudas y la única certeza que se tiene hoy por hoy es que, cuatro años después, el caso De?Melo sigue sin arrojar una sola pista.
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