En la mayoría de los surtidores el cartel de “no funciona” o “clausurado” se han convertido en algo recurrente. Según opinó el dirigente de los estacioneros Faruk Jalaf, “estos problemas son la punta del iceberg” de otro mucho mayor: “la imposibilidad de los estacioneros de recuperarse de la caída de las ventas, que en el último mes denunciaba una merma del 30% y sigue en picada y de invertir en el mantenimiento de sus comercios”. No obstante, para Jalaf la cuestión también “responde, por un lado, al espíritu dañino de muchas personas que destrozan las instalaciones por el simple hecho de romper y, por otro, a las condiciones del ambiente, de las maquinas de aire comprimido que, al descomprimirse , dependiendo de la cantidad de agua que haya en el ambiente, se daña. Las reparaciones son costosas y sólo se hacen en Buenos Aires”, refirió.LEA LA NOTA COMPLETA EN LA EDICIÓN IMPRESA DEL JUEVES 13 DE AGOSTO
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