La función esencial del Médico es que “se descubra la clase de mal o enfermedad que le aqueja a una persona y que no pase a mayores”, es decir que no se agrave o no se extienda; si las cosas “NO” van bien el médico lo interpreta como una derrota.Muchas veces los médicos estamos tan inundados por el concepto de enfermedad aprendido a fuego durante la carrera, que cada persona que ve es sólo un “portador de enfermedades a descubrir”.Es por esto que a veces perdemos los límites de la salud-enfermedad, yo después de tantos años entiendo que si tengo una apendicitis estoy enfermo; y por otro lado si estoy sin dolores, como y duermo bien estoy sano.Pero existen situaciones intermedias. Qué pasa con una persona que transporta una diabetes, un síndrome de Down, un hipertenso o una cardiopatía o un depresivo o esquizofrénico con brotes y remisión. ¿Es que están sanos o son todos enfermos en vida?Ni hablar de la opinión de psicólogos y psiquiatras que sólo ven neurosis, comportamientos disfuncionales y psicopatías en todos para ser tratados.Debemos buscar una visión distinta y global del funcionamiento humano, y entender que el estado salud/enfermedad es muy amplio, a veces con límites poco claros.El estado de salud/enfermedad es una manifestación natural de todo ser humano, y nos equivocamos de “cabo a rabo” si creemos que las enfermedades es una muestra del fracaso por un mal diagnóstico o tratamiento de alguien, y el no tenerlas es un éxito.Somos una unidad formada por varias dimensiones, como el cuerpo o dimensión biológica o parte física que es nuestro envase anatómico y fisiológico del cual dependemos para transitar sobre la tierra, la dimensión espiritual es la que nos permite entender la existencia de una realidad aún más allá de la nuestra, buscar lo sagrado y darle un sentido total a nuestra vida.También poseemos una dimensión social que nos permite la interacción con los otros seres, dándonos un espejo para entender nuestra constitución y comportamiento individual y comunitario, la dimensión mental que es el cúmulo de ideas y pensamientos que ponemos en marcha y aprovechamos para una mejor adaptación, también nos ayuda a comprender el tiempo, el espacio y a procesar nuestras emociones, y la dimensión ecológica que es el grado de interacción con nuestra naturaleza. Los médicos, psicólogos y demás profesionales de la salud somos educados para entender que si una vesícula biliar tiene cálculos lo mejor es sacarla con una cirugía, si está alta la glucemia se ayuda con dieta o medicamentos.También se nos enseño que al nacer tenemos un “cuerpito nuevito”, que a medida que pasa el tiempo se va deteriorando y envejeciendo, por lo tanto si algún “especialista” nos revisa seguro que va a encontrar una deficiencia. Es por esto que muchas personas tienen miedo de ir al médico porque ¡Seguro me va a encontrar algo!Esta visión de que estamos todos potencialmente enfermos es una visión negativa de la vida, donde a partir de que abrimos nuestros consultorios nos transformamos en “detectores de enfermedades” y de que con nuestro accionar “el mal no se extienda”.“La lepra es una enfermedad tan antigua que se pierde en la historia, en sus orígenes no tenía tratamiento por lo que se convertía en muy agresiva y mutilante, llevando a su vez una gran carga de vergüenza a quien la padecía.Hay datos sobre la lepra hasta 2000 años antes de JC, ha sido nombrada en el Antiguo Testamento, cuyo único tratamiento era vivir apartados de sus familia, de sus amigos, de la sociedad, pues eran considerados inmundos e indeseables convertidos en intocables; y se creía que eran los castigados por Dios.No más abrazos con los seres queridos, no más reuniones con los amigos, no más juegos con los niños, sólo soledad y contacto con extraños tan enfermos como él, ¡Pero! hoy en día con medicamentos se pueden controlar todos los efectos de esta terrible enfermedad y posibilitarle a la persona una vida normal. Todos nos enfermamos en mayor o menor medida en algún momento de nuestra vida, todos tenemos cromosomas alterados que pueden producirnos enfermedades y esto no quiere decir que se nos impuso un castigo humano o divino.Todos nuestros estados mentales, con sus sentimientos y emociones colaboran para producir procesos fisiológicos en nuestro organismo, que pueden cooperar en el avance o retroceso de cualquier estado, inclinándonos hacia la salud o la enfermedad.Hay personas que se apartan de toda convivencia, se encierran por dolor, rencor, amarguras o envidias que le están carcomiendo su vida, por la traición de un cónyuge, una agresión injustificada de un amigo, un fracaso en un emprendimiento, una muerte imprevista de alguien querido o un trabajo perdido. Estas emociones negativas tienen efectos tan dañinos como cualquier enfermedad, el dolor y la frustración se encarnan en nosotros, convirtiéndose en enemigos silenciosos que actúan sobre nuestros deseos de vivir, nuestras relaciones familiares, nuestros sueños, nuestros amigos, nuestra esperanza y nuestras creencias. Simplemente va destruyendo la esencia misma de nuestra persona.No existe un único factor en la producción de una enfermedad, siempre son varios, de igual manera no existe un único factor que puede posibilitar una remisión, ¡Todas! las dimensiones humanas colaboran interactuando entre ellas, acudiendo unas en auxilio de las otras cuando falla alguna, si existe un mal físico que nos debilita, entrar en un cuadro depresivo agravaría éste, pero si lo controlamos nos beneficiaría.Las ciencias de la salud tratarán de dar lo mejor para la solución de un problema, pero cada persona debe colaborar con sus posibilidades internas para reforzar su salud.El proceso de salud-enfermedad no es un estado fijo e inamovible, sino que es un “proceso dinámico” que se actualiza permanentemente con nuestro proceder e historia traída por la herencia, sumado a las particularidades de nuestro estilo de vida y comportamiento.Ningún factor debe olvidarse cuando se está enfrentando un dilema en la relación salud-enfermedad, tanto en lo físico, lo social, lo psíquico o espiritual, ya que ellos en su totalidad confluyen en la misma meta, que es lograr nuestra sobrevivencia y adaptación a nuestro medio ambiente, de la mejor manera posible, y ser Felices.La suma del manejo de todas nuestras dimensiones, logrará la edificación de una persona “resistente” (resiliente), con la suficiente plasticidad para enfrentar la adversidad, salir enriquecido y con fortaleza, sin “perder la esperanza”.Por J.L. Bazán – Médico Deseo tu opinión: [email protected]
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