El olor a papel, al apresto de guardapolvos y uniformes, a zapatos nuevos, a mochila recién comprada… deja de tratarse de un simple aroma cuando se asocia con experiencias placenteras. Es que representa una experiencia, una historia por contar, un ejercicio para resolver. Y aunque no siempre la economía permite dar estas recompensas o incentivos, los padres fuerzan su capacidad financiera al máximo para enviar a sus niños con la lista de útiles completa y bien presentados el primer día de clases, que en 2016 significará una inversión, sólo en útiles, de no menos de 500 pesos por lista escolar.La oferta es amplia y permite optar, cuando las instituciones educativas lo permiten, entre la tentadora mercadería fabricada con licencias de series televisivas y la de presentación monocromática para forrar y personalizar. Y bajo estas premisas es que, en su mayoría mamás, recorren los comercios de la capital misionera buscando precios, calidad y buena atención.Si bien durante los últimos días de enero se vio más movimiento en las librerías, muchos adelantaron “la gran corrida” que significa completar la mochila para el nuevo ciclo y adquirieron los productos el año pasado, puesto que “muchas escuelas enviaron el listado en septiembre, con lo que los previsores obtuvieron mejores precios, ya que recién en estos días nos dedicamos a la tarea de controlar costos, con un incremento de alrededor del 30%”, explicó la encargada de una librería del centro posadeño a PRIMERA EDICIÓN.Y remarcó que los papás hacen un gran esfuerzo por adquirir “productos de marcas reconocidas, porque saben que cumplen estrictas normas de calidad y están fabricadas con materiales antialérgicos. Si les damos plastilina o crayones a niños de tres o cuatro años la mitad terminará en una manualidad y la mitad del material fue a la boca, para experimentarla o probarla”, detalló.La comerciante subrayó que, entre los objetos más consultados se encuentran las carpetas, que se encuentran desde los 16 pesos las de anillos, negras o de colores, y van hasta los más de 150, dependiendo el material y las licencias de ilustración; mientras que las hojas parten de los 229 pesos la caja de Rivadavia por 480 hojas; cartucheras, de las que cuentan con ofertas que parten de los 20 pesos, aunque los más pequeños siempre prefieren las de tres capas, que rondan los 100; cuaderno (Rivadavia de 50 hojas, forrado, se consigue desde 69 pesos y el América a partir de 35). En una de las cadenas de supermercados de la ciudad, los lápices para escribir Conté, unos de los preferidos de las maestras, por la calidad de la mina, en oferta, se podían adquirir a 16 pesos las cuatro unidades, mientras que los lápices de colores partían de los 45 pesos las cajas de doce.El encargado de otro local mencionó a este diario que, en su opinión, los aumentos son más perceptibles porque los consumidores no acompañan los incrementos graduales a lo largo del año como sí lo hacen con productos de otros rubros. “Muchos vienen una vez al año y se asombran con las subas, pero no tienen en cuenta que en el país subieron la leche, la nafta, el pan, pero como los compraban todos los días no lo notaban. Si vemos de febrero a febrero la nafta aumentó, en promedio, mucho más que los útiles”.“Los aumentos existen, nada escapa a la realidad inflacionaria. Hay productos importados y van de la mano con el dólar”, dijo otro comerciante, quien estimó aumentos en un promedio del 25 al 30% en líneas generales. “Hay muy pocos artículos que no tuvieron toques extraordinarios”, aseguró.Hasta el sábado pasado los comercios posadeños aún no vestían sus vidrieras con guardapolvos, sin embargo, un par de locales exhibían percheros con guardapolvos a 100 y 150 pesos, todos talles pequeños. Mientras que los pantalones, azules, grises, verdes, rondaban los 350 pesos y las camisas a partir de 99 pesos, también para los más chiquitos.
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