Como todas las semanas, PRIMERA EDICIÓN les presenta una emprendedora, acompañando así la labor manual, realizada con mucha pasión. Hoy María Eugenia Alvariz cuenta cómo hace cuatro años decidió descargar el estrés realizando una labor que tiene que ver con el arte y la creatividad.Eligió las ojotas para bordar, al principio para ella y poco a poco comenzaron los pedidos. “Me gusta embellecer la ojota de todos los días con piedras, de las mejores, las que más brillan y ahora con detalles como las flores que quedan muy bien. Mis amigas me pedían y después ya venían algunas clientas. Yo al principio hacía puff, que igual los sigo haciendo a pedido, pero lo que más me gustó fue el tema de las ojotas”. María Eugenia es profesora de Inglés y traductora, “me dedico a enseñar en casa, un tiempo fui profesora pero no se gana mucho y es desgastante. Prefiero tener alumnos en casa, los preparo para rendir y también algunos que desean aprender el idioma. También sé portugués y de eso vivo, pero lo del emprendimiento es diferente, me gusta tanto, es un cable a tierra. Crear, pensar en modelos, colores y hasta elijo telas de diferentes motivos para forrar las ojotas porque algunas mujeres no quieren tanto glamour en los pies y prefieren algo más sobrio. Incluso hay mujeres que no pueden usar las ojotas porque la goma les produce alergias y le dañan la piel, entonces les encanta que estén forradas con telas de algodón”. La emprendedora habla y se apasiona cuando recuerda que tiene un secreto para los puff que “son livianos y soportan cualquier peso. Me piden para casas donde hay niños porque son fáciles de llevar y de limpiar. Además los vendo baratos así que todos pueden tener uno. También armo algunos puff tejidos con hilos de plástico reciclado, eso lo hago con mi mamá que también teje crochet, las ojotas sólo yo”. Así, en las vacaciones Eugenia le dedica varias horas al bordado y confiesa que con el calor “no duermo mucho, me levanto muy temprano -a las siete y a veces a las seis y media- y me hago unos mates y comienzo a trabajar. La verdad es que no me cuesta nada, cuando comencé sí miré en Internet, pero no pude ver mucho tampoco porque sólo tengo Internet en el teléfono. Me bastó ver algunos modelos y luego yo sola voy creando, cambiando y buscando innovar para que nadie tenga una ojota igual a la otra. No son producciones a granel, cada ojota tiene su toque especial”. Y después de trabajar descansa una hora a la siesta y continúa su trabajo. Cuenta que “me gusta ir a las ferias en la costanera porque conozco gente, me relaciono con otras emprendedoras, intercambiamos ideas y salimos de la rutina del trabajo”. Trabajar como “La Abeja Obrera”, nombre que le dio a su emprendimiento, es para Eugenia una forma de liberar el estrés, “ponerte a hacer algo artesanal es crear, generar ideas, despejar tu mente de los problemas que todas las personas tenemos diariamente. En esto les puedo asegurar que sus horas pasan con gusto, y al final ves que creaste algo y te sentís satisfecha. Creo que todas las personas nacen con un don para el arte, ya sea en la pintura, costura, escultura, música, lo que sea pero todas tienen el don. Ese don está en nosotros, algunas lamentablemente no lo descubren porque no prueban. Creo que tanto hombres como mujeres tienen que probar porque es la forma en que descubrirán su don y serán realmente felices porque es lo que te distrae, es lo que te da el equilibrio en la vida, te da satisfacción y te desconecta de tu vida rutinaria y de los problemas, tanto personales como familiares”. Así que esta semana puede ser de descubrimiento de muchos. ContactosEn Facebook la encuentran como Eugenia Alvariz. También pueden comunicarse con ella llamando al teléfono 3764240237 o al 3764582909. Pueden pedir sus ojotas especiales, bolsos tejidos y por supuesto puff.
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