Emblema del fútbol misionero y estandarte de los últimos ascensos de los equipos de la tierra colorada, Dardo Romero (35) finalmente dijo basta. Después de toda una vida junto a la pelota, el lateral exCrucero decidió colgar los botines y disfrutar de todo eso que el fútbol quita.El “Señor de los ascensos” fue partícipe en aquella época dorada de Atlético Candelaria y también del desembarco de Crucero del Norte a la Primera División del fútbol argentino. En noviembre pasado le informaron desde el “Colectivero” que no iba a ser tenido en cuenta y, después de once años, abandonó el club de Garupá.Desde entonces se abrieron innumerables puertas, pero en los últimos días Dardo tomó la decisión de abandonar el fútbol profesional. “El fútbol me dio todo, pero veo difícil volver a jugar. Me retiré, quiero disfrutar de mi familia”, le confirmó el jueves a DE?PRIMERA?en una entrevista en la que repasó 19 años de carrera que lo llevaron a jugar en las cinco categorías del fútbol nacional. La pelota de Misiones comienza a sentir la ausencia.Dardo, cumpliste el sueño de todo aquel que alguna vez jugó al fútbol, ¿lo imaginabas de chico?Cuando era chico tenía la ilusión de llegar, pero nunca me imaginé que iba a lograrlo. Y jugar en Primera fue algo muy lindo. A los 16 años es difícil imaginar que a uno le iban a pasar todas estas cosas. Realmente es un sueño cumplido. Tuve esa suerte y traté de disfrutarlo al máximo.De las cinco categorías, ¿cuál es la más difícil para jugar?La categoría más difícil es Primera, sin dudas. Todas son difíciles, porque en el actual Federal A o B es muy difícil jugar de visitante, sobre todo por los árbitros y por la gente. Sin embargo, Primera es la más difícil porque se juega mejor, hay jugadores de categoría que marcan la diferencia, te llegan una o dos veces en el partido y te ganan.Jugaste los antiguos Torneo del Interior, Argentino A y B con Candelaria, ¿qué recordás de esa etapa?Fue una época difícil, el club era muy humilde, del pueblo, y no tenía muchos aportes económicos. Me acuerdo esa vez que jugamos en Jujuy, le ganamos a Talleres de Perico, eso fue un domingo, y el miércoles teníamos que jugar en Puerto Madryn. Llegamos a Posadas a eso de las 2 de la tarde, estuvimos cuatro horas, y a las 8 de la noche salimos de viaje de vuelta. Llegamos a Madryn cinco horas antes del partido.Eran viajes tremendos…El tiempo no pasaba nunca, era algo increíble, nos pasábamos la hora mirándonos entre nosotros. Son anécdotas que uno hoy se ríe pero que en ese momento era feo, porque tenías que llegar y jugar un partido importante. Pero era un grupo muy lindo porque todos estábamos en la misma condición y jugábamos por la camiseta.¿Tienen contacto entre ustedes?Sí sí, hace poco fui a jugar un partido a Candelaria y me encontré con todos. Seguimos en contacto e incluso creamos un grupo de WhatsApp, ahí están Chapay, “Tito”?Caffa, “Poroto”?Runque, Hugo Benítez, “Sapo”?Piris, Horacio Galeano. Sucede que más que un equipo, era un grupo de amigos que iba a jugar. Eso demuestra que el fútbol no tiene secretos.En el ascenso del interior muchas veces pasa de todo… ¿tuviste miedo en alguna cancha?Una vez contra Central Córdoba, en Santiago del Estero, pero eso ya fue con Crucero. Jugábamos una finalísima y allá perdimos 2-0. Y la gente era complicada, desde que llegamos hasta que salimos del estadio no nos dejaron tranquilos. Nos tiraban de todo. No pudimos salir a hacer la entrada en calor y, para salir, tuvimos que esperar casi dos horas. Y eso que perdimos (risas)… En el interior hay canchas muy complicadas.Tuviste el “plus”?de hacer goles en las cinco categorías, ¿cuál fue el mejor de todos?El mejor creo que fue uno que hice de tiro libre en Formosa, a Sportivo Patria. Le pegué como de 30 metros y fue al ángulo, un golazo, ni yo lo podía creer. Y encima también sirvió para ganar. Hay muchos más, pero ese fue muy lindo.¿Y?cómo fue el ascenso a Primera con Crucero del Norte?Fue un momento único, muy lindo. Jugamos acá contra Patronato y sí o sí teníamos que ganar para ascender. Hicimos el primero y cuando comenzó el segundo tiempo, el 2-0. Ahí recién uno empieza a caer. Y?con el 3-0 sentí que estábamos en Primera. Desde ahí ya empecé a disfrutar el partido. Y bueno, cuando pita el árbitro vienen los recuerdos de la gente que siempre está, de la familia, de todos. Se sufrió mucho para llegar ahí, más que nada porque el año anterior nos habíamos quedado sobre el final y muchos decían que no queríamos ascender. Eso era mentira.Después de todo eso, jugar en Primera debe ser increíble…Sí, estar en Primera, la previa de los partidos, los hoteles, todo es otro ambiente. Y lo disfruté al máximo. Apenas salías del hotel tenías custodia policial, llegabas a la cancha y era todo un cordón de policías hasta el vestuario. Los estadios, impresionantes. Fue increíble.Jugaste contra los mejores del país, ¿quiénes te sorprendieron dentro de la cancha?Varios me sorprendieron, para bien o para mal (risas). Uno de ellos fue Patricio Toranzo (Huracán), que siempre que lo veía en la televisión no me gustaba, pero cuando lo enfrenté… Después también el “Rolfi”?Montenegro (Independiente), Diego Milito (Racing)?o “Maxi”?Rodríguez (Newell’s). Me sorprendieron porque la verdad es que son jugadores muy buenos y por algo están ahí. Una cosa es verlos por televisión y otra muy distinta tenerlos enfrente en la cancha.Tendrás miles de anécdotas de esas cosas que no se ven en TV…Hay cosas que siempre pasan y que, bueno, quedan en la cancha. Por ejemplo, con el “Chino”?Luna, en el debut ante Tigre en Garupá. Son equipos de Buenos Aires que están hace mucho en Primera y te lo hacen sentir. Y te dicen varias cosas, como “Vos sos un muerto, recién ascendiste”, y cosas así. Te putean. Y?uno tampoco es de piedra y le responde (se ríe), pero todo queda ahí, son cosas del juego.También te habrán sorprendido gestos buenos de tus colegas…Sí, Leandro Grimi, lateral izquierdo de Racing, por ejemplo, que jugó en el Milan de Italia. Cuando terminó el partido, como tengo mi papá y mis hermanos que son de Racing, le pedí para cambiar la camiseta. “Sí sí, ahora te mando al vestuario”, me dijo, y yo pensé que no lo iba a volver a ver. A los pocos minutos vino personalmente y cumplió, me trajo la camiseta y cambiamos. Son gestos que te sorprenden, más de un jugador de esa categoría. Así también en los últimos partidos, cuando ya estábamos descendidos, muchos de los rivales nos decían “tranquilos muchachos, ya está, van a volver a Primera”, cosas así, gestos de jugadores que no tenían ninguna obligación de hacerlo. Luciano Aued, de Racing,
por ejemplo, fue uno de ellos. También la gente de Newell’s, que como era nuestro primer año en Primera queríamos cambiar camisetas todas las fechas. Y hay clubes como Central o Vélez que no nos cambiaron nada, los jugadores no querían cambiar. Les preguntabas y te decían “después, en el vestuario”, y nunca más. Pero Newell’s o Racing se portaron muy bien, les mandamos 15 camisetas y nos cambiaron todas sin problemas. Son gestos para destacar.El 9 de noviembre de 2015 fue tu último partido oficial con Crucero… ¿sabías que era el final?No estaba nada confirmado, pero era muy difícil que siguiera porque cuando llegó Rambert jugué poco. Uno se da cuenta. Entonces disfruté del partido y cuando terminó, bueno, si renovaba, renovaba…Después de once años en el club, ¿hubieses preferido irte de otra manera?Hubiese preferido, pero tampoco me fui mal. Crucero a mí siempre me cumplió en todo y yo lo que pude, se lo cumplí.¿Le guardás rencor a Rambert?No no, yo siempre tomé como algo positivo que me llamó y me dijo en la cara que no me iba a tener en cuenta.?Sí me hubiese gustado que me dijera el motivo. Pero cuando me dijo, la verdad es que yo tampoco quise entrar mucho en detalles.Pasaron casi tres meses… ¿te retiraste definitivamente?Sí sí, me retiré, más ahora que estoy en mi casa y disfruto de mi familia. El “mundo fútbol” me saturó un poco, los partidos, los viajes, las concentraciones, esa presión de ganar todos los domingos, porque el jugador de fútbol vive presionado constantemente. Ahora disfruto de mi familia. Veo muy difícil volver a jugar.¿Te gustaría ser director técnico?La verdad es que no hice aún el curso. Puede ser que algún día lo haga, pero el tema es que a mí no me gusta dirigir. El jugador de fútbol es complicado (risas), hay que tenerle paciencia. Tampoco lo descarto, aunque me gustaría no estar dirigiendo sino como ayudante de campo o algo así.¿Qué es el fútbol para vos?El fútbol es todo y me dio todo. Me apasiona. Me gusta leer y mirar fútbol. Sigo al Barcelona y algún día me gustaría ir a verlo. Me gusta discutir de fútbol, siempre en el buen sentido, opinar, es lindo después de todo lo que uno pasó dentro de la cancha.Sos un referente del fútbol misionero y de Crucero, ¿qué le deseas para la temporada que arranca al “Colectivero”?Le deseo lo mejor y espero que ojalá vuelva a Primera. Crucero es mi segunda casa y le deseo lo mejor, pase lo que pase y esté quien esté. Once años ahí me hicieron hincha, tengo amigos y excompañeros. Ojalá el domingo arranquen con el pie derecho.
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