Es la enfermedad infectocontagiosa más antigua citada en la historia de la medicina y sobre la que se han creado cientos de mitos y versiones que aún viven en el imaginario popular. Sin embargo, tantas ideas no siempre se condicen con la realidad y, la lepra, convive con nosotros todos los días.Tanto es así que durante el año pasado, el Programa Provincial de Lepra, a cargo de Julio Lafuente, diagnosticó a 44 personas con la enfermedad, tres casos más que en 2014. En la actualidad, dicho programa trabaja en el tratamiento de 71 pacientes portadores de la enfermedad, en su mayoría de la zona capital y el departamento Eldorado, que es el que más casos registra a nivel provincial.Según datos oficiales, en Eldorado se conocieron once casos y en Posadas siete; en Puerto Iguazú, alcanzó a cinco personas y en Alem y Montecarlo a tres. En las localidades de Cainguás, Concepción de la Sierra, General Manuel Belgrano, Apóstoles y San Ignacio aparecieron dos casos y en Candelaria, Libertador General San Martín, Guaraní, Oberá y 25 de Mayo uno en cada uno.Lafuente, responsable del Programa, explicó a PRIMERA EDICIÓN que “la lepra se transmite por gotículas nasales y orales cuando hay un contacto estrecho, frecuente y prolongado con enfermos no tratados”. El contagio “se produce entre un enfermo con posibilidad de transmitir la enfermedad -ya que no todos los que padecen lepra eliminan bacilos fuera de su organismo- y una persona sana susceptible. Es decir, debe mediar una predisposición especial para enfermar”, reconoció el especialista. La situación en el paísEn Argentina se detectan alrededor de 300 nuevos casos de lepra por año y el 87% de las personas que padecen esta enfermedad se concentran en Buenos Aires, Chaco, Corrientes, Formosa, Misiones, Santa Fe y Tucumán, que junto a Entre Ríos, Córdoba, Santiago del Estero, Salta y Jujuy conforma el área endémica del país. Según la opinión de especialistas, el enfermo de lepra puede y debe realizar una vida normal, con todos sus derechos y deberes sociales y civiles. Puede casarse, deambular, trabajar y realizar las actividades habituales y cotidianas sin consideraciones especiales. Lo único que debe hacer es el tratamiento adecuado, completo y tomar todos los recaudos para prevenir las eventuales discapacidades. Sin embargo, la OMS reconoce que dependiendo del contexto psicológico y cultural del enfermo, la relación social, laboral y familiar del mismo puede verse afectada, dado el rechazo y temor que la lepra siempre provocó. Justamente ésto está relacionado a las ideas en el imaginario popular, pero especialistas afirman que la lepra no ocasiona la caída de los dedos de las manos y de los pies, como se cree popularmente. Lo que sí puede hacer es causar graves daños en las zonas periféricas del cuerpo, entre ellas las manos y los pies. El desarrollo de la enfermedadSegún explicó Lafuente, “el primer síntoma de la lepra es una mancha pequeña, de uno o dos centímetros, que aparece como una decoloración en la piel y que no responde a los tratamientos comunes y antimicóticos”. En ese sector de la piel se siente como una pequeña anestesia “pues se pierde sensibilidad. Generalmente, recién entonces, los pacientes recurren al médico y éstos los envían al programa donde les hacemos estudios para poder llegar al diagnóstico”, detalló Lafuente.El especialista indicó que hay dos tipos principales de lepra: la tuberculoide y la lepromatosa. La primera es de carácter más benigno y generalmente afecta a la piel y a los nervios que la inervan, así como a otras superficies del cuerpo humano. La lepra lepromatosa afecta preferentemente a la piel, pero por su carácter más grave y progresivo tiende a difundirse con mayor facilidad.Desde 1954, el último domingo de enero se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Lepra, para informar y concientizar a la población sobre la enfermedad.
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