Una hoja en blanco. Ese fue el inicio de todo.Nathalia Verónica Arrua recuerda que una tarde, cuando se encontraba muy aburrida, comenzó a dibujar. Y fue allí que la niña de 10 años inició el viaje al mundo de colores y formas, del cual nacería un universo de ideas e ilusiones donde ella puede crear aquello que sueña e imagina. Sí, es cierto. En ese planeta mágico conviven las hadas, sirenas, princesas, criaturas fantásticas y sutiles. Y en esas aventuras, de historias magníficas, Nathy tiene una compañera infalible, su madre; Mirian Mendez. La mujer que al ver las creaciones de la niña, la incentivó. “Mami agarraba mis dibujitos y los recortaba, armaba sillitas y mesitas, ponía las muñequitas como que están tomando el té. Después mi mamá me compró plastilina y comencé haciendo mis muñecas y así armaba mi casita de muñecas”, explicó Nathy.Las plastilinas dieron cuerpo a las ideas de Nathy. Y ella, fue aprendiendo a moldearlas. “Miraba los programas de los que hacen pasteles, esos que moldean muñequitos de torta y me gustó mucho y de ahí saqué la idea”.En cada una de las creaciones Nathy da fuerza a una decisión “de grande me gustaría ser artista plástica, mi mamá me contó lo que hacen y me gusta. Me dijo también que me va a comprar porcelana fría para probar, me va a ir dando diferentes materiales. También me gusta mucho cantar”.La madre de Nathy contó a SEXTO SENTIDO que “desde muy chiquita Nathy pintaba en las paredes y en donde podía. Sus dibujitos son muy interesantes, desde ese día nos dimos cuenta de su talento. Le compramos lápices, hojas y también un pizarrón. Lo que más nos llama la atención son los detalles en sus creaciones. Considero que tenemos una gran responsabilidad en ayudarla a desarrollar este talento. Siempre estamos elogiando sus creaciones, no sólo porque es nuestra hija sino porque son realmente muy buenos sus trabajos”.Por Susana Breska Sisterna
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