Luego de más de 30 años de democracia, podemos observar que el Poder Judicial y más el fuero penal, es el más retrógrado en cuanto a su forma de actuar.Cuando se creó la Cámara de Apelaciones en la provincia, creíamos, los que nos dedicamos al Derecho Penal, que vendría a fijar postura con relación al respeto de las garantías constitucionales. Sin embargo luego de un comienzo auspicioso, donde se había fijado las pautas por ejemplo, que la detención es excepcional y la REGLA ES LA LIBERTAD, hoy asistimos azorados al ver que se ha invertido este principio. Hoy casi todas las resoluciones de los jueces de instrucción que deniegan la libertad son confirmadas sistemáticamente por la Cámara Penal. Algo pasó para que se cambie tal posición en favor de la libertad. Esto no sólo es así sino que también resoluciones que son arbitrarias por carecer de elementos que acrediten ciertos hechos o calificaciones, también son confirmadas por la Alzada. Esto marca un deterioro de las instituciones que deben ser las encargadas de bregar por el cumplimiento irrestricto de la Constitución. Por otro lado debemos observar qué rol tiene el juez en nuestro sistema penal, y en primer lugar sus decisiones no deben ser motivadas por intereses partidistas, por el clamor público o por el miedo a la crítica. Por ello es imperioso que los jueces en sus entrevistas previas a ser elegidos se ahonden en sus profundas convicciones ideológicas y de esa manera podemos ver si elegimos jueces con un alto concepto de respeto a los derechos humanos o simplemente un tecnócrata que sólo cumple un rol en el cual todo vale igual. No debemos dejarnos influenciar por los medios que nos hacen creer que estamos en Colombia o Guatemala, estamos lejos de esos sistemas, y tampoco el encierro soluciona el problema sino tomemos lo que dice el papa Francisco al manifestar que las CÁRCELES NO SOLUCIONAN EL PROBLEMA DE LA SEGURIDAD. Es necesario la creación de una Cámara de Casación Penal y que en el Superior Tribunal uno o dos ministros sean especialistas en Derecho Penal. Además de la división en salas del Superior Tribunal para agilizar las causas que allí se radican. Estamos fuera de los parámetros básicos que fija los standards internacionales los tratados y convenciones, cada vez obtenemos un sistema que se rige por la arbitrariedad y la falta de sentido común, que por un sistema que garantice mínimamente la aplicación de la Constitución.Si los que nos dedicamos a ejercer el derecho penal no logramos entender el grado de subjetividad, e ignorancia con que se manejan algunos “impartidores de justicia” , menos podemos esperar que interpreten a los que les toca vivir la injusticia de este sistema perverso.
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