Voceros del gobierno del Reino Unido negaron ayer carácter vinculante a la decisión de la Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental -un órgano de 21 especialistas creado por la Convención de la ONU sobre Derecho del Mar- de aprobar sin objeciones la iniciativa de la Argentina de ampliar su plataforma marítima sumando 1,7 millones de kilómetros cuadrados a su superficie.La Resolución, que se tomó el 11 de marzo pasado, fue dada a conocer el lunes por la canciller argentina, Susana Malcorra, quien acertadamente consideró que la misma constituía un triunfo notable de “una política de Estado”, con lo cual aludió a que el reclamo argentino se sostuvo durante cinco gobiernos, desde fines de la década del noventa.En un país en que las confrontaciones políticas muchas veces soslayaron el interés nacional, este reconocimiento de la ONU, de por sí de una gran trascendencia, aparece realzado por revelar los resultados positivos que surgen de sostener las metas de Estado en el tiempo, más allá de los vaivenes políticos o ideológicos.Los antecedentes del caso llevan al año 1945, cuando el presidente de Estados Unidos, Harry Truman efectuó una declaración, devenida en ley, reclamando para su país los recursos naturales existentes bajo la plataforma marítima, y un año después Argentina fue uno de los primeros países en imitarlo.La reacción del Reino Unido, en este contexto, debe tomarse como una ratificación de que la decisión de la ONU, además de su significado económico vinculado a la explotación de los recursos naturales, en especial hidrocarburíferos, en la plataforma marina que rodea a las Islas Malvinas, representa un reconocimiento de la ONU de la vigencia de una disputa por la soberanía en las islas.Esta victoria diplomática -según los especialistas- es tan importante como la resolución 2065, de diciembre de 1965, que reconoció que la disputa en las Malvinas es una cuestión colonial y de autodeterminación a resolver entre la Argentina y Gran Bretaña.
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