La serie televisiva “El Patrón del Mal” vio la luz en mayo de 2012 y, desde entonces, no paró de crecer en audiencia. Fue producida en Colombia, aunque enseguida los detalles de la vida del “capo narco" Pablo Emilio Escobar Gaviria coparon los televisores de Latinoamérica.En Argentina se estrenó a principios de 2014. No tardó en cautivar al público local y generar polémica. La vieron todos. Bueno. Casi todos. En Los Cardales, cerca de Campana, en Buenos Aires, al exárbitro mundialista Carlos Espósito (74) le generó repulsión.?Rechazo. Era como revivir los peores días de su vida. Por eso se juró no encender el televisor.El exjuez de fútbol podría ser catalogado como un sobreviviente de aquellos años oscuros.?Es que, literalmente, vivió en primera persona el horror de Escobar y su “organización”. El 17 de mayo de 1989 dirigió en Colombia la semifinal de Copa Libertadores entre Atlético Nacional de Medellín -equipo que tenía a Escobar como mecenas- y Danubio de Uruguay. Antes de ese partido, los hombres de Escobar lo “visitaron” en el hotel donde concentraba junto a sus asistentes y, a punta de ametralladora, exigieron un triunfo de Nacional. A cambio había 200 mil dólares. Espósito y sus colaboradores no aceptaron. Al final, Atlético ganó 6-0 y el árbitro argentino salvó su vida, aunque aún restan explicaciones sobre aquel abultado resultado. Después, Nacional sería campeón.De visita en Misiones junto a la Asociación de Instructores de Árbitros del Fútbol Argentino, Espósito cuenta sus experiencias como réferi en México 86, el regreso a casa con la Copa del Mundo y otras anécdotas increíbles. Y ante DE?PRIMERA, revela detalles de aquella noche de terror en Medellín donde aquel hombre de traje juró quitarle la vida si “el equipo de Pablo” no ganaba. Ese sujeto no era otro que Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias “Popeye”, sicario y mano derecha de Escobar. Piel de gallina.Imposible comenzar la entrevista por otra escena que no sea la de aquella experiencia en?Medellín ¿qué fue lo que realmente pasó?Bueno, fue la experiencia de mayor temor de mi vida. Fuimos a dirigir Nacional ante Danubio de Montevideo por la vuelta de las semis de la Libertadores. Me tocó a mí como árbitro principal con Abel Gnecco y Juan Bava (N. de R: todos argentinos) como colaboradores. No recuerdo el nombre del hotel y la verdad es que ni me quiero acordar. Habíamos cenado y subimos para dormir. Eran eso de las 23.30 y el partido se jugaba al otro día, a las 15.30. Como no era recomendable beber el agua de red, pedí una botella de agua mineral. Al rato golpearon y era la chica con el agua, pero atrás de ella venían cuatro tipos con ametralladoras y un maletín con 200 mil dólares. Estos hombres entraron y nos dijeron que esa plata era para nosotros, un regalo si ganaba Nacional. Fue tremendo, a Gnecco le apoyaron una ametralladora en la cabeza y a Bava, una pistola nueve milímetros.¿Cuál fue la reacción de ustedes? ¿Qué hicieron?Les dijimos que no, que íbamos a hacer nuestro trabajo como correspondía. Y ahí nos dijeron: “Bueno, está bien, pero mejor que gane Nacional porque la vida de ustedes vale apenas mil dólares en Buenos Aires”. Rompieron toda la habitación, nos dejaron sin teléfono ni nada. Tratamos de salir pero era imposible porque nos vigilaban por todos lados. Fue una noche tremenda, no dormimos un sólo minuto. Yo había dejado de fumar seis meses antes y esa noche volví al cigarrillo.¿Cuándo supiste que uno de los que te amenazaron era “Popeye”?A los pocos días me enteré quién era. Y?había que decirle que no a ese tipo. Estaba vestido de traje, con el maletín. Él estaba bien, pero los otros tres se ve que estaban drogados. Ahora pude saber que este “Popeye” es el único que quedó vivo, estuvo preso en Estados Unidos y hace poco salió en libertad. En la cárcel confesó que mató a más de tres mil, así que con nosotros se portó como una carmelita descalza (N. de R: Espósito se ríe, ahora, casi 30 años después, pero sabe que pudo haber tenido un final diferente. En aquellos años, el Cartel de Medellín asesinó a jueces y políticos, y hasta hizo estallar en el aire un avión de línea. Ultimar a tres árbitros argentinos no hubiese sido imposible para ellos).Bueno, en parte zafaron porque Nacional ganó 6-0, pero ¿cómo fue el partido? Lo habrán sufrido…Y… vos ves la filmación del partido y los tres somos unos autómatas, no dormimos en toda la noche. La cancha era un mundo de gente y Escobar estaba disfrazado en la tribuna, mezclado entre la gente, porque ya lo buscaban las autoridades. No lo vimos, pero sabíamos que estaba ahí. Nos lo dijo el propio jefe de la Policía, que nos custodiaba y que diez días después apareció acribillado a balazos.En el partido, si se quiere, tuvimos suerte. No me preguntes por qué, pero Nacional ganó 6-0. Y tampoco fue un alivio, porque el jefe de la Policía nos dijo que si ganaba Nacional no íbamos a poder salir de la cancha por los festejos. Y así fue. Esa noche hubo once muertos solamente en las celebraciones. Todos salían a festejar a los tiros. Fue una cosa de locos. Las criaturas andaban por la calle drogadas. Medellín era terrible.Pero viste algo raro en el partido, en el juego en sí…Mirá, sólo te digo que ya iban 44 minutos del primer tiempo y el “Palomo”?Usuriaga (N. de R: después jugó en Independiente; fue asesinado por un sicario en Cali, el 11 de febrero de 2004) agarra la pelota en mitad de cancha y patea. El arquero va para atrás, va, va y va… y no la puede sacar. Muy sospechoso. Yo ahí me persigné y me dije “Andá a la puta, acá algo raro pasa”. Y bueno, si no fuimos nosotros, alguien se tuvo que haber llevado la plata. Cada uno que saque sus propias conclusiones: Atlético Nacional fue campeón de esa Copa Libertadores.Imagino que una vez que pisaron Buenos Aires, el miedo pasó…No, al contrario. Cuando volvimos, los tres estuvimos amenazados. Nos decían que no habláramos con nadie sobre lo que pasó en el hotel. Nosotros fuimos e hicimos la denuncia acompañados por Julio Grondona. Ahí contamos lo que pasó. Teníamos miedo y pedimos que no trascienda, pero alguien abrió la boca y salió. Salimos en la revista “El Gráfico”. En todos lados. Fue de terror. Los Cardales es un pueblo chico y yo cada vez que volvía de un partido a la noche daba catorce vueltas a la manzana antes de entrar el auto.Recién un año después nos fuimos tranquilizando. Pero estuvimos así todo ese tiempo. Fue una pesadilla.Se habla mucho de Escobar, sobre todo por la serie El Patrón del Mal… ¿la viste?A la gente le gusta ver todas esas series, “El Patrón del Mal” y todo eso. Yo no quiero ver un carajo, no la vi nunca y no la veré jamás. Y nunca más volví a Medellín y no sé si
volvería. Me dijeron que ahora está todo cambiado, pero no sé…Pasemos a recuerdos más agradables… ¿qué se siente dirigir un Mundial de Fútbol?Para un árbitro es llegar a lo más alto de la carrera. En México 1986 tuve la suerte de ser el primer árbitro argentino en dirigir en segunda ronda después de 16 años, ya que el último había sido en 1970. Y con el partido que me tocó, entre Italia y Francia, es como que hubiese dirigido una final (N. de R: fue en octavos de final y ganó Francia 2-0 con un gol de Michel Platini, ni más ni menos).Dirigiste el Mundial en el que Argentina ganó su última copa… ¿Estuviste en la final con Alemania?Sí, ¿cómo no voy a estar? Estaba en la tribuna detrás de donde Diego Maradona agarró la copa. Lo festejé mucho. Tuve que hacer mi trabajo también, porque yo ya me estaba volviendo a casa cuando Julio Grondona me llamó y me dijo que no me despegara del árbitro brasilero Romualdo Arppi, que iba a dirigir la final. “Vos te quedás y lo seguís a muerte a Arppi, que no quiero que pase nada raro”. Y así fue, Arppi fue como mi mujer todos esos días. En parte, ese fue mi granito de arena para ganar la copa (N. de R: se ríe Espósito. Es que el miedo de que podía existir un arreglo entre los alemanes y el réferi era cosa seria para Grondona).¿Es cierto que volviste en el avión con la Selección y la Copa del Mundo? Habrá sido un sueño…Sí, seguro, si en casa hasta tengo fotos. Te podés imaginar que ese avión era un “quilombo”. Encima se habían agregado algunos políticos como para figurar, los mismos que antes habían pedido la renuncia de Carlos Bilardo. No te imaginás las cosas que les decían los jugadores, con Maradona a la cabeza.¿Cómo es tener la Copa del Mundo en tus manos?Es un sueño, no hay palabras. Es pesada. Linda (N. de R:?Espósito se ríe de alegría. Sólo unos pocos hombres en la historia de la humanidad han tenido ese privilegio).La imagen de Julio Grondona para el fútbol argentino fue y seguirá siendo polémica… Ya que lo conociste ¿cuál es tu opinión?Lo conocí y lo conocí muy bien. Nunca tuve problemas con él. Incluso me podía haber “usado” en ese Italia-Francia, porque un italiano dirigía Argentina con Uruguay y sé que los italianos fueron a verlo, pero él les dijo “Yo con Espósito no hablo”. Lo podía haber hecho y no lo hizo. De todas maneras, siempre digo que Julio fue tan vivo que se murió justo (N. de R: en relación a que falleció días antes de que se conociera el Fifa-gate). Pero cuidado, porque se podrán decir muchas cosas, pero Grondona hizo mucho por el arbitraje argentino y siempre lo defendió.¿Te dio mucho el arbitraje?Sí, muchísimo. Menos plata, porque en aquel momento no se ganaba nada. Me dio mucho conocimiento, la posibilidad de visitar muchos países. Tuve la suerte de dirigir oficialmente en Yugoslavia, China o Singapur. Y también pude dirigir a los mejores del mundo, desde Pelé, en un partido amistoso del Cosmos, pasando por Alonso, Bochini, Platini y Rummenigge. Pero de todos esos, el nuestro, nuestro Diego, sin dudas fue el mejor.
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